Ninguna
Corría el año de 1453
cuando el sultán Mehmet II
arrebató a los cristianos la ciudad de Constantinopla
y ordenó construir poco después el Gran Bazar,
hoy famoso en todo el mundo.
Sus enormes puertas
y la eterna sonrisa rodando a flor de labio
en boca de ladinos comerciantes
capturan al turista, desde las nueve de la mañana
hasta las diez de la noche.
Se puede adquirir un cencerro de bronce
de 15 kilos y medio,
ganado en un combate entre camellos
hace 150 años,
lo mismo que una pipa diminuta
para fumadores excéntricos.
También un brazalete de turquesas,
un collar de rubíes o unos pantalones de mezclilla.
Amuletos de oro y bandejas de plata,
cuadros al óleo y objetos de cristal
son otras de las cosas que almacenan sus tiendas,
donde cada transacción es una historia.
Casi todos los artículos son oriundos del país,
como la bella espuma de mar
hallada en las praderas de aluvión en Anatolia,
Tierra del amanecer.
Poca importancia tienen las falsificaciones
entre tanta maravilla.
Cuando vayas a Estambul, tú que puedes hacerlo,
recuerda visitar el más grande mercado bajo techo
y dar gracias al conquistador
que puso motivos indelebles
en el mágico libro de los años.
- Autor: 000 (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 25 de mayo de 2018 a las 12:45
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 15
Comentarios1
Muy interesante, recorrer este Gran Bazar de Estambul, guiada de tus versos.
Gracias Reyna. Dicen que ese bazar es el màs bello y grande del mundo.
Recibe un cordial saludo.
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