Una noche, después que acostamos a los niños me fui a la cama; no me quedaban muchas horas para dormir, pues al otro día debía levantarme temprano, pero apenas apoyé la cabeza en la almohada, sentí que se me había ido el sueño.
- ¿Qué hago? - Me pregunté. Comencé un ejercicio que tal vez me provocara aburrimiento y cansancio; imaginé que escuchaba y veía la melodía de Chiribiribim escrita sobre una cinta, pasando frente a mí sin detenerse. A veces la oía como vals y otras con ritmo di-ferente. Cansado de ese juego opté por las ovejitas.
Comencé a contarlas mientras saltaban un vallado alto para ellas; algunas se caían y me confundían en la cuenta. Decidí contar vacas. Pasaban tan lentamente, que la soñolencia llegó rápido: “ciento cuarenta y cuaa…”
* - Hola abuelita Clara, tuve dos años de edad cuando te vi por última vez. Recuerdo que estabas acostada en una cama con respaldo de metal y todos te rodeaban. Mi mamá me levantó y vos me besaste; luego me llevó afuera y ya no volví. ¿Me das la mano? No es vergüenza para un hombre ir tomado de la mano de su abuela.
- Mi niño, yo siempre vengo a visitarte cuando dormís, te doy un beso y al ver que estás bien, sigo a lo de mis otros nietos. Ahora debo irme antes de que amanezca; cuando me necesites, no tenés más que llamarme.
*
- ¿Qué hora es? – me dije. Estaba saliendo el sol; había dormido como un ángel y ¡me sentía tan bien! Debía levantarme, bañarme y ponerme mis mejores ropas, porque ese día comenzaba en un nuevo empleo.
- Autor: Walter Luis (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 10 de junio de 2010 a las 01:03
- Comentario del autor sobre el poema: De mi libro "Verde era también mi valle". Ediciones Lulu.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 87
- Usuarios favoritos de este poema: FELINA
Comentarios8
Me gustó mucho tu narrativa amigo Walter y qué manera tan sutil de haberte dormido, soñando con la visita de tu abuela, tierna manera que logras llamar mi atención, te felicito amigo poeta un abrazo.
Felicidades Walter, con todo respeto me hiciste reír, cuando aparecieron las ovejas y mas las vacas. Genial sueño, felicidades por tener una abuelita así, aunque sea en el sueño. También eres un buen escritor. Procuro no perderme lo que escribes. Saludos.
Luis.
hermoso cuento amigo
me encantó.
besos=)
SIEMPRE OCURRENTA AMIGO WALTER
Y CON EL PAÍS METIDO EN LAS PALABRAS
TE FELICITO
ABRAZO GRANDE
WALTER AMIGO, ME ENCANTA ESTA CLASE DE NARRACIONES, ME METO EN EL CUENTO Y NO QUIERO SALIR DE ALLI, LA IMAGINACION ME LLEVA A RECREARME CON EL COLORIDO DE CADA ANECDOTA.
RECIBE MIS ABRAZOS DE FELICITACION.
jajajajajja.....ovejitas y vaquitas sí que ayudan a dormir........jajajaj.......que bonito sueño tuvistes al quedarte dormido.............
SaLuDoS!!!!!!!!!!!!
exceelnte narrativa mi poeta.. yo siempre estoy dejandote, mis saluditos y afecto..
muy buenas letras.
besos..
Estaba saliendo el sol; había dormido como un ángel y ¡me sentía tan bien! Debía levantarme, bañarme y ponerme mis mejores ropas, porque ese día comenzaba en un nuevo empleo.
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