Va creciendo la cosecha,
mientras mengua el labrador.
El trigo eleva sus tallos.
Y se inclina el segador.
Va supurando la herida.
Mientras la vida perdida,
se convierte en un clamor.
Y la profunda verdad,
grita para ser oída.
Va creciendo la maldad.
Mientras el hombre reduce,
su capacidad de amar.
Y pudriendo sus entrañas.
Va despreciando con saña,
lo que opinan los demás.
Levanta el vuelo el halcón,
superando las colinas.
Gigantesco en las alturas.
Observa a las criaturas.
Cada vez más reducidas,
en su potente ascensión.
La cerviz reclina el Hombre,
mientras se eleva la vida.
Que va creciendo sin prisa.
Horadando las premisas.
Que va imponiendo deprisa,
del ser humano su hambre.
Va creciendo la codicia.
Depredadora y voraz.
Mientras la mente se achica,
a mayor velocidad.
En el vórtice sumida.
Va dejando un lodazal.
Cuando el respeto claudica.
Siembra el grano el labrador.
Prolijamente en sus sueños.
Ve como el grano germina,
renovando su ilusión.
Ente sus dedos de acero.
De tierra quedan los restos,
de su incesante labor.
El Hombre crece por dentro.
Mientras por fuera reduzca,
las prebendas sin valor.
Ensancha su corazón.
Cuando se va desprendiendo,
de lo fatuo y lo trivial.
Dando de si lo mejor,
de su potente caudal.
A. L.
http://alupego.blogspot.es/2
Comentarios1
Bello poema, Alupego.
Saludos.
Pau
GRacias Pau.
Cordiales saludos.
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