¡Qué bella desnudez tocó mis ojos!
Y no era la primigenia hermosura
de la mujer desnuda.
Hube de ver en lejanía, detrás de los años
y del dolor habido.
No fue necesario el desabrigo para encontrar
el brillo del alma expuesta.
Permaneció tersa y suave a pesar del infortunio
y se desnudó para dejar ver su virginal belleza,
jamás hollada;
ni por crueles abandonos, ni por la insidia
que golpearon sus días, ni las soledades
obligadas.
Su alma dolida permaneció bella
y en esa bella desnudez tocó mis ojos
y conmovió mi ser en el inmenso ejemplo
de lo digno.
De mi libro “Del sentir que reverbera”. 2018 ISBN 978-987-763-458-7
- Autor: Carlos Justino Caballero ( Offline)
- Publicado: 28 de mayo de 2018 a las 15:23
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 64
Comentarios2
Qué lindo!
Muchas gracias, Betty!
Hermosura plena. Saludos.
Muchas gracias, Melba!
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