Estas últimas palabras probablemente sean dichas cuando mi cuerpo terrenal no tenga alma que lo sostenga.
Por mucho tiempo la sociedad me ha juzgado por esta piel, este cuerpo que, ante los ojos de la misma, era un monstruo, antisocial, un esperpento digno de ocultar, por el simple hecho de no tener la belleza que muchos esperan que tengamos para sobrellevar una vida normal.
esas personas que me juzgaron y pensaron lo peor de mí, aquellas que alguna vez me aventaron todo ese odio convertido en palabras corto punzantes acompañadas de ese veneno de apatía en su punta, atravesando un corazón para ellos inexistente, pero no por eso deje de sentir, de sufrir, de dejar ir.
un corazón destrozado y arañado a diario, esculpido en las más remotas muestras de amor, enseñado como el camello, aquel fiel guerrero a sobrevivir a largas jornadas de sequía, de sol, de falta de cariño, donde el oasis más preciado se aparecía en forma de cariño, de una caricia, de una mirada doliente, avergonzada o de pesar que alguna persona tenía por mí, por él, por mi corazón.
Hoy muchos estarán escuchando esta carta recordando el mismo circulo vicioso que encerró mi vida por muchos años, algunos estarán aquí por pesar, curiosidad, pero algunos por gran afecto por mí, así es, gran afecto. por qué esa piel, ese reflejo que muchos vieron de mi por muchos años fue solo un espejismo que ustedes como sociedad implantaron en mí.
Creyeron que no podía amar, querer o sonreír, porque mi sonrisa fue un privilegio que pocos pudieron presenciar, como aquel oasis en ese desierto de odio y rencor que ustedes desbordaron en mi por muchos años sin parar.
por el contrario de lo que muchos piensan, mi otra vida, mi verdadera vida la dediqué a ser feliz aquellos que no podían, aquellos como a mí, el desierto de la sociedad era puesta en sus hombros sin piedad, aquellos que no solo fue un desierto, tal vez un universo de dolor y rencor, solo por no caber en los parámetros de la sociedad, solo por ser ellos.
porque con ellos no aprendí a ser feliz, por mi cuenta lo aprendí, con ellos aprendí que siempre habrá una persona que necesite de ti, les enseñé a buscar un oasis en ese desierto de rencor, que cada pequeña cosa de nuestras vidas nos hace felices, que no tenemos que esperar que nos den una cantimplora llena de agua y amor para poder sonreír, tenemos que buscar nuestro propio pozo de agua y amor, llenarlo y darle aquellas personas como nosotros que lo necesiten y así ellas aprendan a ser felices, porque hoy mis palabras, mi escrito pos mortem puedo decir que fui feliz, soy feliz gracias a ustedes y espero que puedan seguir encontrando más pozos de agua y por qué no, crear más oasis en este mundo lleno de arena, odio, rencor pero siempre a la final un amor eficaz y una luz al final
Para ese hombre sin rostro que apareció en mis sueños
9 de abril de 2017
- Autor: nicogamboa ( Offline)
- Publicado: 28 de mayo de 2018 a las 22:54
- Categoría: Triste
- Lecturas: 25
- Usuarios favoritos de este poema: Vogelfrei
Comentarios2
Hola nico, terrible experiencia la tuya, forjada en la sinrazon, de la opinion ajena.-
Cuanto, me alegra que te hayas erigido sobre tus propios pies edificando tu propia felicidad !!
La fealdad, no esta en figura, ni rostro alguno, la fealdad, esta en la alta de valores, y conciencia del ser humano.-
Triste que te hayas topado en tu vida, con discriminadores, faltos de verdadero discernimiento,.-
Te dejo un cordialisimo saludo, bravo !!, por ti.-
Hola nico, terrible experiencia la tuya, forjada en la sinrazon, de la opinion ajena.-
Cuanto, me alegra que te hayas erigido sobre tus propios pies edificando tu propia felicidad !!
La fealdad, no esta en figura, ni rostro alguno, la fealdad, esta en la alta de valores, y conciencia del ser humano.-
Triste que te hayas topado en tu vida, con discriminadores, faltos de verdadero discernimiento,.-
Te dejo un cordialisimo saludo, bravo !!, por ti.-
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