Tan cerca,... y tan lejos,
tu amistad temprana
echó en mí raíces,
y de golpe, las arrancas.
Otra vez la soledad
penetra por mi ventana,
llámase ocaso, acaso,
atardecer del alma.
Do quiera que voy
nadie me acompaña, porque,
do quiera que miro
no veo tu mirada.
La soledad se cierne
a las paredes de mi casa,
la soledad violeta
de zumo de uvas agrias.
La soledad de la despensa,
la soledad de mi cama,
la soledad del silencio
que todo lo calla.
La mía, no tiene cura,
mi soledad pagana,
...quizá venga la muerte
algún día a hacer compaña.
- Autor: M.G.Ratia (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 31 de mayo de 2018 a las 02:30
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 66
- Usuarios favoritos de este poema: Jorge Horacio Richino, Ingrid Zetterberg B., Luibarca, Flor de otoño, migreriana
Comentarios4
Esa hasta sin invitación siempre llega.
Abrazos
Ajá, así es, no llama a la puerta. Un cordial saludo y gracia por tu comentario Texi, un abrazo.
Sentido poema, duro momento para el protagonista del mismo!!
Escrito con mucha maestría!
Maravillosas letras!!
Un gran abrazo!!!
Gracias Jorge, siempre bienvenido. La soledad se pude pintar de colores y se puede oler. A veces buscada, a veces encontrada. Un abrazo amigo Richino.
¡Qué triste y hermoso poema!, MG ....la soledad impregna toda la casa...y yo te comprendo. Un saludo.
El protagonista estaba engullido por la soledad, en este caso no buscada, lo que la vuelve triste.
Gracias Ingrid, un placer tu presencia. Recibe un cordial saludo.
Hay compañías que no importa que tarden en llegar !!!!!
Mientras tanto que acompañe la poesía.
Excelentes versos.
Un abrazo.
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