Así como el hereje se rebela
de su doctrina, y pronto es condenado
sin luz a los abismo de su espíritu.
Así voy por la vida de poeta.
Así como acarrea piedras un
niño junto al riachuelo, y en su intento
no claudica jamás. Así tantean
mis manos, las dos manos del dolor,
que son brisas de sangre que respiran
bajo las Alamedas de la noche:
rosales negros, ondas de estridencias
que se graban...el corazón y el seso.
Estoy en este otoño de armoniosa
desolación; entrando en resonancia
de una lluvia que toca mi cenit.
¡Oh, qué bien se siente esta soledad!
Derechos reservados de autor
David John Morales Arriola
- Autor: John Morales (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 31 de mayo de 2018 a las 12:26
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 80
- Usuarios favoritos de este poema: Marc Tellez Gonzalez
Comentarios1
Excelentes letras poeta, un gusto detenerme en ellas y saber de tus
sentimientos, en una agradable lectura.
Buen trabajo.
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