Sólo ante ese hebreo incliné mi frente
doblando las rodillas en amor latiendo,
despojando mi dolor y mis miserias.
Sólo ese hebreo es mi Dios y mi Señor.
Desde la cuna en piedra y hasta la muerte en cruz;
y es mi Dios tras su regreso en gloria.
Hombre hebreo, mi Dios, que en vos confío
protege mi alma y las almas que yo amo
con ese ser sensible de artesano,
con esa mansedumbre del cordero.
Y siempre he de recordar la inmensa gracia
recibida en impronta de la fe, la fe cristiana,
de haberte conocido y aceptado.
¡Oh Jesús, mi Dios hebreo!
De mi libro “Del sentir que reverbera”. 2018 ISBN 978-987-763-458-7
- Autor: Carlos Justino Caballero ( Offline)
- Publicado: 31 de mayo de 2018 a las 17:13
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 16
- Usuarios favoritos de este poema: Amalia Lateano
Comentarios1
Gracias por compartir, querido amigo.
Y al igual que tú, ojalá la vida tuviera más de poesía, y menos de lo que nos tiene, desgraciadamente, acostumbrados.
Bsoss y abrazos enormes, y muy feliz tarde.
Amalia
Mi gratitud, Amalia!
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