Poeta

Acepto que estoy un poco nerviosa sobre esto que escribo. Llevo días inspirándome en usted, aunque nunca se lo digo le pido que me perdone cuando escucho su nombre hace que me emocione y suspire ante su ser.

    Y este universo que algunos llaman infinito, por temor a aceptar que somos finitos, nos lanzamos en la búsqueda del cielo sin saber que el edén está escondido en el aroma de su pelo y su piel.

    ¡Y qué consuelo cuando lo miro! La tierra se convierte en el cielo y usted despega de este mundo todo ese agravio y su alboroto. Uno no entiende cómo hay poetas que se vuelven locos por buscar una frase que asombre, cuando la realidad muestra es mucho  mejor. Es decir, que el mejor poema que he escuchado es su nombre.

    Cinco letras que la ciencia busca y que el judío busca, pero no halla en ningún laboratorio o sinagoga. Mi corazón acelera al pronunciarlo en esta carta, que para usted está escrita exclusivamente. Solo le pido que me enseñe el amor, sus virtudes y defectos. Papasito enséñeme su cuerpo que es la obra más perfecta.

    Déjeme leer sus labios, recitar sus rimas. Lléveme por el camino que está escrito en su falo. Venga y escápese conmigo a vivir el tantra, en una eternidad escondida en un solo beso y en una sola cama conmigo, por supuesto.

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