El escritor, lee sus viejos poemas
sin entender
que fueron de otras vidas
ya olvidadas
que no otro, sino él
las desgranó
en simples letras
escalonadas
como si fuesen los borbotones
vitales
presentes al llegar la muerte.
Son nuevas
ya las había olvidado
su mente, se inunda
es arrastrada
en la corriente
en la que zozobra
sin aliento
en ese desenlace
inesperado.
El escritor
cierra el libro
mirando la nada
deja pasar la eternidad
pensando
en su próxima historia
en los recuerdos
que nunca llegan como fueron
y en definitiva
no serán, como serán.
Todos verán
en ellos
su propia historia
besarán las bocas
que él ha besado
morirán
casi igual
que morirá él
en ese camino
entre las mismas sábanas
en esas infinitas traiciones
e imperdonables errores
cometidos
por quién en la historia
dice ser
quién jamás fue.
El escritor
sentado frente
al absoluto blanco
comienza
involuntariamente
a escribir:
“El décimo día, ausente de sombras
lleva en su aire espeso
el presagio bochornoso
de un negro horizonte
al noroeste”.
- Autor: Esteban Couceyro (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 2 de junio de 2018 a las 09:28
- Categoría: Surrealista
- Lecturas: 41
- Usuarios favoritos de este poema: F-JAZ, Hugo Emilio Ocanto, Amaneceres Abruptos
Comentarios1
Bravo, me ha gustado mucho. Muy sugerente
Gracias por tus palabras.
Un abrazo.
Esteban
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