La idea de ti

En la luz matinal de tus ojos,
me reflejé, sereno,
envuelto en la mortaja de mis temores,
que se deshace en tu mirada,
suave como pétalos de lirios
flotando, serenos, en el estanque
de mi acongojada alma.

Te vistes de seda,
pero diamante eres en mi pupila,
y yo, atado a tu sonrisa,
tropiezo en el huerto de tus caderas,
buscando los altos viñedos de tu pasión,
roja, como la piel de un manojo de rosas.

Hilaré en la boca del viento
la suavidad de tus cabellos,
esos caminos al corazón de mi locura,
senderos ocultos en los pasillos de mi alma
que anhelan el ardor de tu pisada
y que dejes el olor a tu perfume de flores
enredado en mis sábanas blancas.

Ama mi piel la idea de ti,
aman mis manos la idea de tus pechos,
ama mi vid la idea de tu boca,
¡aman estos versos el olor a te quiero!