Quiero volar buscando las sirenas
para llenar de sueños y saudades
las almas de los hombres soñolientos
que miran a los faros en las tardes,
aunque ya sé que el vuelo es relativo
y que las playas tienen arenales
donde se ven los ciervos, temblorosos,
pastando entre marchitos tulipanes,
y es que los sueños tienen estas cosas,
colores muy diversos y brillantes,
y tonos apagados y nublados
que hielan y estremecen a la sangre,
pero al final el cuento y la leyenda
prosperan en la boca de los padres,
en esas nanas de infantil ternura
que por las noches dictan a los ángeles...
Quiero volar buscando las estrellas,
por encima del ancho de los mares,
para robar, en ellas, a sus faros
y conseguir la luz de nuestras calles,
porque sabré muy bien en donde piso
y adonde irán mis pasos vacilantes,
a ese jardín de rosas y violetas
o a la senda que lleva a los marjales;
puede que encuentre solamente bruma
que los sueños se tiñan de granate,
ya que la vida transcurre en un albero
sembrada de sonrisas y desplantes,
y aunque el faro me dicte tu presencia,
y pueda proseguir el largo viaje,
quisiera que termine el día eterno
para poder besarte y abrazarte...
"...Quiero volar, llegar a mi destino,
para entonar el rezo de la salve,
para sentir muy fuerte por mis venas
el beso que me libre de esta cárcel..."
Rafael Sánchez Ortega ©
04/06/18
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