Se hundia el Sol en el poniente
como un inmenso rubí,
y bordeado de mar azul turquí
era su partida esplendente.
Marchaba en la inmensa boveda celeste;
y era tan bello y tan intenso...que sentí...
por un momento a Dios, allí presente,
...yo...que no soy creyente.
La tarde que huia lentamente
mostraba con gesto displicente
esa pintura de enorme esplendor.
Cuyo lienzo era el occidente,
su color el rojo y el oro refulgente,
y estaba pintado por el genio del creador.
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- Autor: mariano7777 ( Offline)
- Publicado: 14 de junio de 2018 a las 15:48
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 38
- Usuarios favoritos de este poema: Xiomiry, Texi
Comentarios4
Bravo !!! me encantó tu lírica y tu estilo.
Un abrazo para ti y mis respetos a tus letras.
Xiomiry.
...MUCHAS GRACIAS XIOMIRY....UN BESO.....
Los ateos también tienen ese lapsus para poder ver grandezas del mundo y pensar que no se creo solo.
Saludos creyente
GRACIAS GASTON....
GRACIAS.......UN ABRAZO....
GRACIAS AMIGA ANNA
BESO
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