El Péndulo del Viejo Reloj

En esta soledad,
sigo solo, carente de sol y luz,
abrazado por hálitos gélidos de oscuridad
donde cuervos cuentan historias de angustia y desesperación.
Ahí, mi tristeza escribe su nombre
entre hiedra y luna llena,
con sangre entre mis dedos y memorias llenas de tinta,
la soledad escribe su verdad en viejas páginas amarillas
como las flores cuando recitan versos de muerte,
desdicha y tormentos a la señora de la noche,
calmo y sereno,
angustiado y entre llanto
el péndulo del viejo reloj a la luz de la luna sangrienta
escriben párrafos de amargura y desazón
para mis noches en completa soledad,
ecos del vacío llaman a mi puerta
como crías de cuervo hambrientas de carne,
el lustre de la piel sedosa de aquella luna
hipnotiza mis ojos como el ilusionista con su péndulo
en un acto de cuatro tiempos arriba en el tablón.
Solo la luna vestida de luto llena mis días
sin remordimientos de soledad ni abismos carentes de oscuridad.
Ella, quien cada noche con una vela y un libro encantado,
recita poemas muertos en la ventana de mi habitación,
espantando la amargura de lamentos solitarios de mi ser,
su canto resuena como melodías de trascendencia
en palabras melancólicas de un viejo amor.
Y porque cuando queremos abandonar toda oscuridad,
ella nos sigue como aves despiadadas en busca de carne podrida,
con los ojos rojos, permanezco en silencio
mientras mi verdad con sangre se escribe,
cuando de mis venas ya no hay color ni cuerpo,
cuando el corazón abandonado no siente,
mis ojos ya no pertenecen al mundo,
como un moribundo abrazando la ilusión de un dios misericordioso.
Ecos del vacío sin trascendencia vuelven a llamar en mi puerta,
ansiosos de observar interminables noches de soledad
mientras el cielo llora sangre de ángeles,
milagros sin un dios,
un dios sin milagros,
esperanzas rotas de ilusión,
ilusiones sin vida,
y la vida...

¿Qué es la vida despojada de júbilos y cantos en un dia primaveral?

¿Porqué una esencia debe estar vacía, carente de emoción?

Y sigo aquí... solo, como un sauce bajo la lluvia en medio de un predio
esperando el rayo de luz que le devolverá la vida,
aquel milagro no sucede
mientras palabras y palabras fluyen en las viejas páginas
como olas del océano azotan la costa en vendavales invernales.
Ahí... sigo en la desdicha de perder la fé.
Solo la soledad queda entre silencios del vacío.

A n g e l a  C a v a l c a n t i