A una flor (adolescente)
Danzas. Con una pauta propia, a tu ritmo, pues de la melodía eres la dueña y creadora.
Mientras bailas te escucho cantando, murmurando sobre un amor tan fuete y diáfano que me ablanda el corazón como se me ablanda lentamente la vista que dejo caer de tu pelo rojizo a tu delicado talón.
Ya posees la mirada fría que mira casi por piedad. No te imaginas si quiera que con el tiempo a todos se nos ensucia el corazón, ni sospechas las tragedias que a más de un desgraciado has de provocar. Por amor, por la ansiedad, por el deseo de tocarte entre las piernas, de besarte los lunares de tu piel de mármol y seda, la ansiedad y el capricho que tenemos casi todos los hombres de sentirnos amados, el deseo de irrumpir tu cuerpo y proclamarlo por primera vez.
Y ellos no saben que jamás serás de nadie bailarina de marfil, de recién nacidos arreboles en los senos y en las mejillas, no lo saben pero yo sí. Por eso siento pesar. Siento que en el pecho se me rompe una liga y se me pegan las costillas.
Pues te reconozco mirada de minina pérdida, reconozco el espíritu de la envidia, de amores de paso; de muchas risas y arrebatos, pero poca entrega y pocos ratos.
Te reconozco en amores que ya tuve y sé que jamás serás de nadie porque no sabes y nunca sabrás amar más que a ti y a tu imagen.
Uno solo te romperá, tal vez el primero o el segundo pero la condena de un sólo hombre, todos los otros la pagarán.
Y lo que me duele desde ahora es que está fue la única vez que te veré y no podré contemplar la naturaleza terminada de tu ser. Eso y lo hermosa que serás con la madurez y la vida en la espalda, los hombros, el cuello, las piernas. Cuando el viento y las caricias, te afilen las caderas, cuando las despedidas y los desamores te curtan el temple y lo guarden en tu vientre, cuando el lirio no sea más un botón y este abierto, rojizo, perfumado y enajenante.
Lo hermosa que serás en el momento en que tus pupilas descubran las lágrimas de genuino dolor o las tibias y húmedas madrugadas.
Porque ahora al bailar sólo mueves los pies y los ojos curiosos que tu moribunda niñez despierta. Pero un día al compás que tú quieras, bailaran los corazones y las desbordadas pasiones que despertaras.
- Autor: Pepe Golpe (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 19 de junio de 2018 a las 22:33
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 21
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