35
Tengo la vaga esperanza de que tal vez,
por esas razones extrañas del destino,
exista algún lector
que aparte algo de su tiempo existencial
para leer estas reflexiones filosóficas.
¡Cielos…! Sin querer he escrito una palabra referida a la Filosofía,
¡Dios! ¡Qué grave error!
Estoy en un universo de conciencias
que al escuchar, leer, mirar a lo lejos la palabra “Filosofía”,
simplemente se apagan,
dejan de funcionar.
36
La Náusea es el pensamiento.
La Náusea es una masa informe,
una especie de remolino oscuro y viscoso
que lo contagia todo.
“Terror al pensamiento”.
Se acepta cualquier reto,
menos el esfuerzo de pensar.
37
El pensamiento sobra como los libros polvorientos
y llenos de viejas polillas,
como esas biblias negras
que envejecen sobre cualquier armario
sin que nadie las tome en cuenta
¡Qué muera el pensamiento!
38
El pensamiento no existe,
la reflexión ya no existe,
las escrituras van desapareciendo
en la maldición del pasado,
como se esfuman las leves luces de la tarde moribunda.
39
¿Qué nos queda? La Nada.
La existencia es la espera de la muerte.
Se cultiva el cuerpo;
si no se puede alcanzar
la perfección de un Adonis moderno;
entonces, se engorda,
se vive acostado
en el más cómodo colchón,
frente a la televisión,
comiendo golosinas
hasta que el aire
no pueda entrar en los pulmones.
40
En los cerebros del hombre actual
sólo hay imágenes virtuales de sexo,
dinero, poder, placer, comer, soñar, dormir.
El pensamiento se identifica con la Nada.
La Nada y el pensamiento
ahora son una misma realidad.
41
Si alguna vez hubo pensamiento,
ya no es,
se ahoga en intimidades subjetivas,
tímidas y carentes de vida,
yacen bajo las sombras de huesos y gusanos,
restos de viejos filósofos
enterrados en gloriosas tumbas.
El pensamiento se va con la tarde gris,
en las alas del último rayo de sol.
42
La Historia carece de motivos,
de causas y consecuencias.
Las calles son anónimas,
ningún rostro indica signos de vida.
Los pasos de la gente
se dirigen hacia ninguna parte.
Sin embargo, todos miran el reloj,
se apuran, tropiezan, se empujan, se maltratan.
43
Ya no existen razones con validez universal,
nadie piensa en el sentido racional y lógico del vivir,
se vive y punto,
se hace el amor y punto,
se conocen y punto,
se tocan, se mienten, se disculpan,
se dicen “te amo”, y punto;
al final, todos quieren descansar,
de eso se trata,
vivir para el descanso suave y tibio.
44
Lo importante es la hora del reposo,
llegar al hogar, una ducha fresca, espumosa, liviana;
sentir las caricias de la noche,
mirar un poco la televisión,
recostarse sobre la almohada,
sentir el peso del cuerpo,
ir cerrando los párpados muy lentamente
y dormir, hasta que se desvanezca el mundo real.
45
La ventana es el infierno,
el vecino se debe reducir al silencio,
a la tranquilidad, cero problemas,
nada de fastidio, de bullas, de saludos indeseados,
los vecinos estorban.
46
La razón profunda de la existencia
se manifiesta en el discurso político e hipócrita
de los grandes líderes
y de cualquiera de nosotros
en función de la propia comodidad existencial.
¡Eso es la felicidad,
vivir tranquilos como las aves
que anidan en el lago del cisne azul!
47
La muerte del Otro es la fortaleza
de los nuevos revolucionarios del siglo XXI.
La miseria de la mayoría
es la posibilidad de vida cómoda
y confortable de los elegidos.
La pobreza es el festín múltiple
y de variados motivos para escribir
sobre la dignidad de los marginados
y la liberación de los empobrecidos,
el pobre es la inspiración
de esos intelectuales
que se acarician el ombligo,
mientras viven de ilusiones virtuales y eróticas.
48
¡Por favor, no tocar la puerta!
La soledad erótica es el sueño
¡No toquen la puerta!
¡No molestar!
¡Viva el sexo virtual!
La vida es un viaje placentero
todo lo que el hombre ha soñado
a lo largo de tantos siglos
se hace realidad con tan sólo un “enter”.
El Otro, el vecino estorba,
lo virtual es el cielo.
49
Los libros, esos objetos raros, silenciosos,
tienen hojas de papel,
miles y miles de letras negras
como las aves malditas.
El viejo acaricia suavemente un libro,
aparenta entender,
hasta llega al punto de fruncir las cejas,
sonríe, mira con nostalgia varonil
el horizonte eterno y matutino.
50
Realmente huye de los Otros,
busca desesperadamente la comodidad,
la quietud espiritual,
la nueva esencia secreta de la raza humana.
No quiere conocer a nadie,
solamente que lo vean
y sientan angustia existencial
cuando descubran en sus ojos
que la vida humana
se extingue silenciosamente,
sin luz, para siempre,
sin retorno ni esperanzas fantasmales.
51
Ahora es un fantoche más de la vida,
capaz de sostener un libro
entre sus largos dedos,
sin saber nada de los textos,
hace años entendía
y enseñaba a los más ignorantes,
ya nada es igual,
la subjetividad epistémica y afectiva
se nutre del alcoholismo demente.
52
El viejo está enfermo,
no se siente un hombre,
ni mira del mismo modo
a las “muchachas de la plaza”.
El viejo juzga a esas mujeres,
a los jóvenes de cabellera larga,
a los curas afligidos de la catedral,
a la porquería verduzca
que dejan los pájaros
sobre los bancos de la plaza.
53
El viejo juzga: “son malos”, “nada sirve”.
El Ser en sí
es el reflejo de su vejez enferma,
así es la vejez, “nada sirve”,
dolor en la sangre y en la mente,
la perfecta imagen
del alma en penumbras
que se desvanece
al ritmo de la tuberculosis,
del hambre y la soledad
de los condenados al basurero social.
54
Al llegar el otoño infinito,
todo es gris,
casi sin iluminación,
como si el universo se apagara.
Todo es compacto, sin movimiento,
unidad total, eternidad.
55
El ser es materia
que penetra la conciencia
hasta convertirla en piedra imbécil,
sin subjetividad, ilusiones, sueños,
poesías, novelas, princesas,
unicornios, demonios, vampiros,
viajes, sin diversiones,
en la vejez, todo se extingue.
56
El viejo se hace fósil,
polvo cósmico, sin valor,
un rastro que nunca existió.
El viejo es el hombre sin dioses,
el verdadero rostro de una humanidad
que anuncia falsos compromisos.
57
Ahí, moribundo,
sentado en ese banco frío y húmedo
se apaga la filosofía antropológica.
El viejo se muere como la luz en el horizonte,
sin amigos, sin ayer,
sin sueños, solitario,
con hambre, sin amigos,
eternamente vacío, sin alma,
cara arrugada y mirada triste.
58
Las personas aparecen y desaparecen
como si fuesen los minutos anónimos,
sin importancia del tiempo perdido.
A veces, el viejo deja de fingir que está leyendo,
su mente navega sin rumbo
en los supuestos existenciales,
en lo que pudo haber hecho y no hizo,
en los dioses del ayer lejano.
La frustración le carcome las pocas horas
que le faltan para dejar sus huesos
en cualquier rincón oscuro.
59
El tiempo es un huracán acelerado,
la mente del viejo es demasiado lenta
y vive del pasado,
ya no hay espacio para el presente,
ni futuro imaginable.
El viejo no tiene suficiente noción de su vida,
por eso no llora,
nunca se comprometió en lucha alguna,
su vida fue respirar
bajo la influencia del alcohol barato.
¡Los seres espirituales le abandonaron hace siglos!
60
Ahora, el viejo juzga a toda la sociedad:
“nada vale la pena”,
comer, beber, orinar, defecar, emborracharse,
perder toda la noción,
sucumbir en el océano de imágenes del inconsciente,
esperar la muerte,
dejar caer los brazos
como símbolo del fracaso de la razón y del espíritu,
como la negación de la negación
que niega la negación
hasta que Hegel vuelva del sepulcro
para corregir la esencia
de ese fantasma al que llamó Conciencia Absoluta.
61
El viejo vivió como pudo,
la plaza queda a pocas cuadras del cementerio.
Él mira con desgano algunas cruces muy conocidas,
ahí ya duermen los amigos sombríos,
los que no están sentados en la plaza,
consumiéndose como velas adormecidas.
62
La vejez no deja espacio para la vida,
el Ser no tiene sentido.
La vejez es el hogar predilecto de la muerte,
de la Nada absoluta,
con todo el dolor existencial,
sin ideas, sin conceptos, sin racionalizaciones.
La vejez es el rostro humano del infierno.
- Autor: Gerardo Barbera (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 22 de junio de 2018 a las 12:01
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 21
- Usuarios favoritos de este poema: Ma. Gloria Carreón Zapata.
Comentarios1
Un gran aporte escritor, gracias por compartir su filosofía. ¿En si qué somos y que hacemos aquí? Nada no hemos servido los seres humanos, mal llamados así, más que para destruir. Aplausos. Un cordial saludo.
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