Madame Mariné
paseaba su pena
esa mañana
a la vera del Sena.
La viudez
no se pegaba
en su realidad
no podía
concebir
la ausencia
de Pierre
tras cuarenta años
su único esposo.
Las nieblas
del avanzado otoño
daban esa irrealidad
que su mente
consumía.
Sobre la baranda
que daba al río
ignorado
un cuervo en su negrura
tal como ella
quieto
sin reflejos
la dejaba pasar
de negro
un sombrero ancho
y ese paso lento.
Vio el cuervo
como se perdía
en la niebla
esa mujer viuda
vestida de negro
como sus propias plumas negras.
La brisa
empuja la niebla
dejando el paseo desierto
iluminado
de sol tibio
mientras el cuervo
mira
por el río
alejarse una mancha negra
agitada por la corriente.
El cuervo
dando graznidos
se aleja en un rápido vuelo
por sobre el río
en la mañana
de ese fin de otoño
de París.
- Autor: Esteban Couceyro (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 23 de junio de 2018 a las 10:10
- Categoría: Surrealista
- Lecturas: 23
- Usuarios favoritos de este poema: larisadelesqueleto
Comentarios2
Se puede morir de pena...el agua es un trámite...
Muy buen poema.
Un abrazo
Es cierto, generalmente se muere antes...
Un abrazo.
Esteban
Un poema de singular belleza.
Encuentro notable describir la capacidad de observación de individuos, en este caso el cuervo.
Un abrazo poeta
Como en la pintura expresionista, la poesía puede describir imágenes que llevan una historia o parte de ella, donde el dramatismo se acentúa en el contexto, más que en el sujeto mismo.
Un abrazo.
Esteban
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