Ésta mujer,
que desnuda su apellido
cerca mi boca,
con su delgada voz
y sus mordidos labios,
viene a vencerme.
Tal vez (sólo tal vez)
me resista a su camisa abierta,
a sus muslos dorados,
a su cuello,
o quizás,
me abandone de mi mismo,
y desaparezca
en su vientre de un bocado.
Ya tocó con sus ojos
mi sigilo,
desatando
huracanes en mis manos.
Eduardo A. Bello Martínez
Copyright © 2018.
- Autor: A. Martinez ( Offline)
- Publicado: 3 de julio de 2018 a las 10:47
- Categoría: Amor
- Lecturas: 35
- Usuarios favoritos de este poema: El Silente Vagabundo
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