Esta tarde estabas tan hermosa
cuando dormías,
como para recubrir la prosa
de poesía.
Tumbada en la hamaca del jardín,
tan inconsciente
que tu vestido alivió el cariz
de un todo inerme.
Desde tus párpados extendidos,
suaves gorriones
regresaban ebrios a los nidos
de nuestros nombres.
Te amparaba del sol estival
una morera.
Su sombra, ansiosa por recalar
sobre tus piernas
y despeñarse en tu descalcez,
tomó la forma
de agujero en la radiante red
abrasadora.
Tu cadenciosa respiración
se acompasaba
al balanceo hipnotizador
de las arañas.
La fuente quiso hacer de testigo.
Con su rumor
me dijo que soñabas conmigo.
Me confesó
que yo era la causa de tu risa,
pues de mis dedos
brotaban los suspiros de brisa
que un tanto intrépidos,
pedían la vez para jugar
con el mechón
ensortijado que orla el altar
de tu fulgor.
Esta tarde estabas tan hermosa
cuando dormías,
qué de celos sucumbió la rosa
de Alejandría.
- Autor: Joseponce1978 (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 4 de julio de 2018 a las 08:18
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 35
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