Él la creía débil,
veía sus manos finas,
sus piernas poco firmes,
sus uñas mordidas.
No sabía cuanto coraje tenía en su interior,
sí, se lo demostró a paso firme.
Lo dejó.
Debiste ver como azotó la puerta cuando lo dejó,
rompió un cristal,
rompió mi corazón,
le dijo adiós y su voz no tembló ni un poco.
Y yo creyéndola débil...
- Autor: La mujer que imagina (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 5 de julio de 2018 a las 23:58
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 23
- Usuarios favoritos de este poema: Daniela Mora, migreriana
Comentarios1
La autoestima de una mujer no tiene nada que ver con su fragilidad corporal pues su fuerza interior es más poderosa que cualquier fuerza exterior. Muy buen homenaje a alguien que yo admiraría.
Con mucho cariño
JAVOER
¡Bien dicho!
He dicho: donde hay una mujer, retiembla el interior del hombre... y ellos creyéndonos débil...
Agradezco tus palabras Javier.
Gracias por leerme.
ERIKA.
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