El estío de Venus

Era un aire cálido el que sentía
la sensible Venus
al pensarle ese día de estío,
con su tallo no añejo que titilaba
y temblaba como gelatina de cereza….
en su templo todo era fiesta,
fogosidad de pensamientos
y auroras inimaginadas

Al verle en su fuente de intelecto
sentía que los dioses del Olimpo
bailaban en su mirada,
Y los brillos de Afrodita no eran
más hermosos
que los que ella destilaba…
Inexplicable era todo, todo le asaltaba,

sus halagos,
su horizonte,
su palabra en rojo hilo sentido,
su divertido estilo que trasmitía,
su nombre hebreo que era reflejo
de un triunfo completo...

Todo asalto le surcaba un suspiro
que salía , salía y saltaba
como chispas de azúcar y miel
y consentía sensaciones de flotar
hasta su cercanía,
y hervir latiendo en sus odiseas
y órbitas .

Tejía sus ideas al pensarlo,
discurría cómo cautivarlo
con gestos, acciones, dardos
forrados de motivos, alientos
honestos, sencillos y nobles,
y entrar a su Olimpo lleno
de arte, luces sombras y truenos.

Puro e íntegro era el efecto
de apreciarlo todo, de sentirlo,
de cocinar con el a fuego lento,
en tiempo, sin presión,
sin premura y en libertad,
emociones, gestos, besos,
abrazos y los te quiero

Murmuraba en el aire con cánticos
su nombre
y vibraba

y vibraba en su talle
con fuertes deseos de envolverlo,
como las raíz del árbol abraza
a sus ramas...

Era el estío con su flama encendida
entre los laureles
y Venus cobijó el deseo de a su lado
tenerlo…
giraba y giraba en toda ruina
y la imagen dulce de su intenso Marte
no podía alejarse de su intelecto.

Imaginaba hacer con el morada
vistiendo en plumaje de ave,
todo amor,
Y flotar entre los mares de fuego
y caudales de rosas enlazando
con hilos resilentes las manos
y quedarse viendo infinitos en sus soles..

Anhelaba ver como las emisiones
de él y sus pupilas
cantaban cada latido
Y en ahínco mirar
como fervientemente
alegraba y contagiaba un fuerte impacto
que la enloquecería  sin medida…

Era tiempo de estío rozagante
y ella le pensaba
y le pensaba,
y el aire álgido
y cálido llevaba su rostro.
Ella no quería dejar hundir
Sus sentimientos en su fuente angelada...

Pero los árboles empezaban
a desvestirse y se pintaban
Los jardines de hojas quemadas,
pero quería seguir guardando
Su imagen como es el resguardar
la joya hallada,
intacta…

Era el estío más cálido,
e inesperado
pero sólo fue en Venus
un filamento de ilusión
en el último hervor de la estación .

Mariana Gutiérrez, julio 2018.