El grito se vuelve eco,
surca el cielo
la cruda noche.
Se oye al viento
un gemir de luna
abriendo blancas rosas
en efímeras praderas.
Río arriba
ya prende el canto,
dulzura agreste
de ruiseñores
bañando el plumaje
de sus encantos.
Jolgorio perpetuo.
Gorriones de mi pueblo
danzan alegres
sus esperanzas
anidando ilusiones
en grises nidos...
Candil eterno
que no fenece,
que arrastra brisas
a un mañana.
Jorge Aimar Francese Hardaick
Escritor y Poeta - Argentina
Derechos de Autor©
- Autor: Jorge Aimar Francese Hardaick (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 8 de julio de 2018 a las 17:24
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 52
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