Hay sobre tu cabeza
un cielo azul inmenso,
y cientos de aves trinando
a la vida cada mañana.
Ya se siente ese fresquito
matutino en los días
de verano y la calidez
que traen las noches largas
cuando ya, las chicharras
callan y sólo hablan
de amor los luceros allá arriba,
hasta que llega el alba.
El agua en que te bañas ya no
está helada y sumergirse
en ella, es como purificar el alma.
El olor a vida que emanan
el arrayán y el romero,
un privilegio bajo tu ventana.
Los niños siguen jugando y crecen,
ajenos al caos inevitable
en que a veces, gira injusta la vida.
Las charlas y risas amigables
se alargan y no
las interrumpe la lluvia, ni hace
falta paraguas.
Los jovencitos conocen el amor
que se acaba en Septiembre
y algunos con suerte,
lo retoman al verano siguiente.
Las lecturas en la siesta,
tranquilas y sosegadas, pasan
páginas de otras vidas
que te emocionan y embargan.
Me pregunto entonces:
¿A qué esperas? ¿ Qué te pasa?
¿Qué más necesitas,
si no necesitas más nada?
Y aún con la cara empapada,
y en ella, media sonrisa
sincera, despiertas del letargo
en que estabas y dices:
“Gracias” no sabes a quien, pero
agradecida a tanto
como cada amanecer nos regala.
¡Venga “doña pupas”! Deja ya
la pena, que el Universo te aguarda.
Pilar González Navarro
Julio 2018.
- Autor: Pilar Gléz Navarro (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 10 de julio de 2018 a las 02:50
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 28
- Usuarios favoritos de este poema: AMADÍS
Comentarios1
Un canto a la vida y a la esperanza. Besos poetisa. Y que voz....tan hermosa.
Eres muy amable lucero. Gracias mil
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