Si la musa se queda dormida,
deberemos, quizás despertarla,
intentando que el sueño profundo
equilibre la paz de su estancia,
cubriremos de sedas y armiños
ese cuerpo, durmiente, que calla,
esperando que se abran sus ojos
y que miren y atiendan al alba,
y es que un día comienza de nuevo
y con él se despliegan las alas,
de los niños que van al colegio
y que sueñan con elfos y hadas,
así bien amanecen los hombres,
acudiendo, sin prisa, a las barcas
para ver si es posible la pesca
en el mar, hoy tranquilo y en calma...
Si la musa se marcha de viaje
y abandona tu pluma y su casa,
deberás perseguirla sin freno,
acudiendo a tus dotes de magia,
tú sabrás como puedes lograrlo,
seducirla con tiernas palabras,
atraer la atención de sus ojos
escuchando su voz y palabras,
porque tú necesitas respuestas
de manera sincera y muy clara,
sin palmadas de manos amigas
y mentiras que ocultan y tapan,
y es que el verso que nace torcido
de la musa precisa su gracia
para luego plasmar el poema
que refleje el mensaje del alma...
"...Si la musa se queda dormida
deberás acudir y taparla,
procurar que descanse unas horas
y cuidarla de forma muy sabia..."
Rafael Sánchez Ortega ©
04/07/18
- Autor: Pyck05 ( Offline)
- Publicado: 11 de julio de 2018 a las 13:41
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 50
- Usuarios favoritos de este poema: pani, Luna en mar
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