Una estrella fugaz surcó
la noche de la primavera.
Estalló incontenible
en mil pedazos
iluminando el cielo y derritiendo el hielo.
Los dos vimos su luz.
Los dos sentimos su calor.
Ahora lo comprendo,
era todo un sueño.
No era una estrella
era tu rostro.
No era luz, eran tus ojos.
No era calor, era tu amor.
Que magnifica expresión
artística del creador,
acoplar tus ojos con tu boca
sobre el lienzo de tu piel.
Que espléndida obra esa mujer!
Junto a ti el tiempo no tuvo duración.
Junto a ti el espacio fue un volumen
limitado por tu piel.
Que hermosos momentos!
Los recuerdos bajan a mi mente
como un río que trae tu sonrisa
como un viento que trae tu voz.
Recuerdos de besos
entre velas y jazmín.
Besos de amantes,
besos de amigos.
Ardientes nuestros labios
se vieron unidos.
Mis manos atesoran las caricias
de aquel espléndido paseo
por la textura de tu piel.
Que hermosa recorrida corporal.
Que sensual bouquet aquella flor
recién abierta impregnada de rocío.
El impacto de una noche entre dos mares
ha vivido en nuestras vidas
como un ser desconocido ingobernable.
Como olas que se alzan con el viento
con blancura de sonrisa igual a ti.
Rebeldes, espontáneas, naturales
como ellas fueron los instintos.
Solo sumisos al tiempo y al destino
igual que aquella estrella.
- Autor: Indigo ( Offline)
- Publicado: 14 de julio de 2018 a las 09:29
- Categoría: Amor
- Lecturas: 75
- Usuarios favoritos de este poema: Sophia Sea, Marcela Miranda Rodríguez
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