Un ejército rendido se apostilla
suplicante con el alma a gritos,
puesta en tierra sumisa la rodilla
y la mirada fija en tus ojitos.
¡Qué encantadores! Y ¡qué dulce señuelo
en esos luceros tan pequeñitos
donde se levantan como en pleno vuelo
esas aves que cuidan tus ojitos!
Y los vastos luceros que ya adormecen
el brillo que aún hay entre tus pestañas
parecen quedarse como escondiditos
entre los hilos donde ya se mecen
y descansan como si fuesen montañas
los párpados que cubren tus ojitos.
- Autor: Mallez (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 15 de julio de 2018 a las 13:31
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 77
- Usuarios favoritos de este poema: Maria Hodunok.
Comentarios2
Cuanta dulzura hay en estas letras, poeta y que lindo es leerte.
Me encantó leer este cantar bello y tan tierno.
Muchos cariños del alma.!!!!
Muchas gracias Maria Hodunok. Muy bonito el comentario.
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