Del libro La vida es viviendo
Cuando me enteré en la vida de que tenía lo que soñé,
puse la mirada al cielo y me dediqué a soñar.
Cada sueño es un proyecto sembrado al amanecer
en un arado del alma, que lo quiere cultivar.
Cuando en la vida atardece, los sueños ves florecer
como un sembrador que observa lo que terminó de arar.
Hay sueños que no germinan y semillas sin crecer,
esfuerzos que caen o mueren y no se dejan soñar.
Cuando me enteré en la vida de que tenía lo que soñé,
convertí mi día a día en inventario de sueños.
Invertí todas mis ganas en la siembra que anhelé
y dediqué algunas canas a dominar mis empeños.
Cuando en la vida atardece, los sueños ves florecer
como un premio que el futuro te guardaba sin miseria.
Es el pago que la vida te liquidó al merecer
porque el destino es sabio y no perdona ni media.
Soñar es jugarse el alma apostándola al futuro,
sin ignorar lo difícil que significa apostar.
Siempre la mente del hombre puede derribar los muros,
que han de separar las metas que él ha querido soñar.
- Autor: Alexander Cossio ( Offline)
- Publicado: 19 de julio de 2018 a las 20:12
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 33
- Usuarios favoritos de este poema: taymil, Al4T
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