Todo tiempo pasado
es presente.
A salvo contemplo un encierro, con mi
pañuelo rojo al cuello, camisa blanca.
Un toro aislado muge la amenaza del
hombre.
El terror le invade, está solo consigo
mismo.
La placidez de la manada le abandona.
Toma conciencia de sí, adiós felicidad.
Cornadas a diestro y siniestro abarrotan
la estancia, el gentío corre despavorido.
Su instinto es quien le gobierna.
¡Si él pudiera leer en los rostros que le
amenazan..!
Me anega la roja angustia del blanco
de sus ojos.
El dolor me empieza a subir por los pies.
Siento que la sangre se me desboca por los
poros.
Estoy viviendo en un sinvivir ajeno.
Acuden a mi rescate unas sonrisas pasadas,
mas los recuerdos recuerdos son.
El toro se aleja a una dehesa que ya no existe.
Quiere huir del presente, pero ¿adónde?
- Autor: Albertín (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 20 de julio de 2018 a las 09:31
- Comentario del autor sobre el poema: Volver al territorio de los recuerdos es asegurar una decepción.
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 55
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