Oh Diosa madre de la vida
que desde Iguaque surgiera con refulgente divinidad
entre las aguas cristalinas, profundas y frías;
y de cuyas entrañas se gestó la humanidad.
De cuerpo robusto, torneado y cobrizo
prominente y fértil en toda su extensión;
ojos brillantes, figura esbelta, pelo largo y cenizo
y un aura dorada, que recubre su dimensión.
Ha venido desde el seno de la tierra misma
para fecundarla con su sabia materna,
vino como encargo de los dioses universales
para quedarse y hacerse eterna.
Aquel niño que en brazos trajera
al bullir el lago, adornado de flores frescas;
en hombre se convirtió tras años de espera
para ser su pareja y poblar la superficie entera.
Dejando como enseñanza, digno cuidado y cultivo
de la tierra, los seres y su esencia,
los valores de un mundo vivo
del amor a la inmensidad, su divina presencia.
Cumplida su misión en remotos tiempos,
bajo el resplandor de la repleta luna;
la naturaleza sierpe de sus cuerpos
se fue perdiendo entre la laguna.
Aún hoy en aquellas aguas de apacible faz,
vigilando con su pupila penetrante, vertical;
aquellos seres de reptil figura, circundan en paz,
evocando la magia de nuestra memoria ancestral.
Autor: Nathair- Poesia Express
*Imagen: Escultura-Talla sobre madera de la artista plástica Adriana Diaz Natzuko
- Autor: NATHAIR (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 24 de julio de 2018 a las 21:26
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 9
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