Decirle a alguien yo te amo, significa:
tú no debes morir. Gabriel Marcel
En la isla murió mi abuelo.
Cual caballo ciego
en camino al matadero
mi piel frisona.
Doble cristales contra el ruido, el frío,
el mundo y los pájaros
de este verano insoportable.
Cambié de ciudad, de apellidos y sigo
en el ala de un pájaro,
en derrumbe perpetúo
como lágrima en zapato,
resbaladiza
hacia el asfalto.
En el viejo continente y sus calles
pobladas de perros
mi cerebro canibaliza:
he hecho un viaje
a semejanza de mi desprecio.
Tiempo atrás escapé
de la escoria monótona del verso,
críticos chispeantes de realeza
entrecruzaban bártulos,
ávidos de describir al duende
o la frigidez de la coma
olfateaban estaciones,
milagros y nacimientos
pero dónde no estuve no estaré
con mi tartamudez insoportable,
conozco el final y engaño
-a excesos miento-
él que no sabía escribir ha muerto.
Mi abuelo cuida mis dientes
que comen ratones de la vida
que llegó malsana
como enfermedad
complaciente y lenta.
del poemario Mar de la Mancha, 1992
- Autor: Margarita García Alonso ( Offline)
- Publicado: 26 de julio de 2018 a las 10:15
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 52
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios1
Hermoso poema estimada Margarita
Un placer pasar por tus letras.
Saludos de amistad.
El Hombre de la Rosa
Agradecida por su compañía en este espacio, Hombre de la Rosa. Contenta que le agrade el poema, hasta pronto.
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