Aquella tarde llovía
y se marchaba el verano
a pesar de tantas fiestas
que, sin cesar, disfrutamos,
pero vivimos sus días
sin reparar en el vaso
que iba apurando, sediento,
aquel que llaman el diablo,
porque vivir, sí vivimos
pero también nos marchamos
y va pasando la infancia,
la juventud y el relato
y nos quedamos vacíos
con los recuerdos cercanos
mientras se rumia nostalgia
y la pasión en los labios...
Dime si quieres la luna,
te pregunté siendo franco,
ya que la luna del cielo
viene hacia mí, si la llamo,
quizás si somos sinceros
hasta te pida la mano
para tomar a tus dedos
y con los míos rozarlos,
y es que la lluvia transforma
los sentimientos variados,
para acercar los latidos
de corazones extraños,
si lo logramos sería
fruto de mucho trabajo,
y compartiendo, en silencio,
ratos bonitos y malos...
"...Aquella tarde llovía
y nos quedamos mirando
para dejar los recuerdos
en nuestras almas tatuados..."
Rafael Sánchez Ortega ©
19/07/18
- Autor: Pyck05 ( Offline)
- Publicado: 26 de julio de 2018 a las 12:12
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 66
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa, LUIS ADONAY VENEGAS LEYTON, Luna en mar
Comentarios2
Hermoso poema estimado paisano y poeta amigo
Un placer pasar por tus letras.
Saludos de amistad.
El Hombre de la Rosa
Gracias, Hombre de la Rosa.
Un placer también saludarte.
Bello poema tan lleno de imágenes
transparentes que te hacen recorrer y caminar como flotando.
Gracias por compartir tanta belleza.
Purenino
Gracias por ver todo eso en estos versos, Luis Adonay.
Un saludo.
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