**-La Casona - Parte III - Novela Corta-**

Zoraya M. Rodríguez

Arturo es un hombre capaz de cualquier cosa, un rufián, perverso, ambicioso, y mujeriego. Tiene negocios internacionales con una firma de productos para el cabello. Arturo es un caballero, en todo el sentido de la palabra, con Doña Petra. Hace exactamente 18 años que éste señor y Doña Petra tuvieron un tórrido romance. Doña Petra era una jovencita que tenía 20 años cuando conoció a Arturo. Ella lo conoció durante una campaña de un partido político en que su padre era el mentor. El padre de Doña Petra no estuvo de acuerdo con el enlace de esta pareja. En una noche se escaparon a la playa, allí, bajo las estrellas y la luz de la luna, se confundieron en un abrazo, en un beso, sus miradas se cruzaron llenas de pasión, de deseo, de lujuria hasta que se desnudaron los dos, en un deseo en qué ambos querían. El lugar completamente desolado, sólo estaba la pareja, su amor inmenso y el deseo que los llenaba de sensación al tocarse y acariciarse uno al otro. Al otro día, Doña Petra fue en busca de su amor para marcharse con él, pero él, había desaparecido del pueblo. Doña Petra quedo embarazada y nunca supo Arturo, del hijo que esperaba Doña Petra. Doña Petra continuó su vida y se casó con Segoviano un hombre fuerte que quería lo mejor para ella. Aunque sabía que Doña Petra estaba embarazada, aceptó la criatura como si fuera de él. Luego de tantos años, cuando el niño tenía 10 años, reaparece Arturo en el pueblo y en la vida de Doña Petra. Arturo se entera de la existencia de este hijo y decidí ayudar económicamente a Doña Petra en silencio.

Susana va al colegio y tan pronto al terminar sus estudios, se dirige exactamente a la finca de Severiano en busca de ayudar a su amigo Tomás. Consigo lleva unos libros elementales de su infancia que le ayudara con la obra caritativa de enseñar a leer y escribir a Tomás. Susana en su deseo de brindar ayuda, se siente muy contenta de lograr tal acción, llega a la hacienda y pregunta por el muchacho. La criada le contesta, “llevando unas cartas del señor Severiano al correo en el pueblo”. El correo está localizado en la avenida principal al lado del cine. Susana lo espera sentada en el balcón grande de la finca, tomando un té frío. Tomás llega del correo con unas cartas y Susana por casualidad observa que una de las cartas que trae el joven son cartas de amor del extranjero para Sara. La muchacha descubre que Sara engaña y miente a su hermano mayor con otro se queda callada, toma aire y le dice a Tomás que le dejara ver esa carta. El joven oculta la carta, diciendo que es para sus patrones. Nadie en la finca sabe de la existencia de ese otro hombre en la vida íntima de Sara. Mientras tanto, Tomás decide comenzar a aprender y a conocer las primeras letras del abecedario como también las vocales. Severiano los mira y acepta la ayuda que le dé Susana a su mensajero. Ya, es tarde y Susana corre  a la Casona. Al llegar, se encuentra con Eduardo, lo saluda y le da un beso. Susana en su inquietud no le quiere decir nada de las cartas de amor de Sara.

Es jueves, cuando Doña Petra decides salir de la casona y se dirige hacia la cafetería a reencontrarse con Arturo. Mientras camina, Doña Petra se detiene y observa a un padre con su hijo abrazándose y siente la necesidad de contar toda su verdad a Eduardo, para que tenga la oportunidad de tener una relación estrecha y perdurable con su padre. Doña Petra llega a la cafetería. Los dos se miran mutuamente como sintiendo y presintiendo algo dentro de sus corazones. La recatada Doña Petra le insiste Arturo que se vaya definitivamente de su vida y la de sus hijos. Arturo se niega a apartarse y le dice de que va a vivir ella y sus hijos si económicamente la familia estaba insolvente. El hombre decide continuar costeando los gastos pertinentes de la familia. Doña Petra se retira de la mesa y se va la casona sin despedirse de Arturo. Arturo con una mirada de compasión determina cómo tratar de acercarse a su hijo para poder conocerlo.

Eduardo ya casi termina sus estudios en mecánica y mientras tanto deseo trabajar en el taller de mecánica de Don José. El taller de Don José es grande y espacioso, dónde por todo el piso y en los alrededores se ve y huele a grasa de aceite automovilístico. Arturo por acercarse y conocer a su hijo decide que llevará su auto a arreglar al mecánico y precisamente donde trabaja Eduardo, en el taller de Don José. Exactamente, conoce al joven Eduardo, intercambien algunas palabras y se retira. Eduardo se queda sorprendido con la aparición de ese caballero en el taller, como dicen por ahí, la sangre llama. Eduardo continúa su labor en mecánica, le llevan un auto que tiene descompuesta la transmisión y el aire acondicionado, lo revisa con cuidado y atención y lo repara. Eduardo llega a ser el mejor mecánico del pueblo.

Los días pasan, Susana continúa yendo a la finca para terminar de enseñar a Tomás los números, Juan continúa en la escuela, aunque no le gusta. Eduardo prosigue en el taller y de una vez se lleva el carro de Don Domínguez para repararlo por completo. Doña Petra en la Casona sigue entrelazando hilos, cordones y telas para entretenerse. Dorotea acompaña y conversa con Doña Petra, sobre lo que se publicó en el periódico acerca de una crítica de la política contemporánea, comentado por todos en el pueblo.

Todo marcha bien en la finca de Severiano, excepto en la vida de Sara. Sara en su propio mundo va hilvanando un drama poco usual de una muchacha que lo tiene todo. Sara es de buena familia tiene un padre que la quiere y desea que ella sea feliz como lo fue el con su madre, la cual falleció hace algunos años a consecuencia de una enfermedad llamada cáncer. A causa de la muerte de la madre la relación de padre e hija se torna cada vez más distante y de separación, ya que no se puede hablar ni confesar algunas cosas que sólo las mujeres sabemos conversar. Sara tiene un novio que la ama, la adora y que pronto estará en unión matrimonial con ella, será la boda del año, en comparación a las bodas de las otras muchachas del pueblo. Por otro lado, Sara envía y recibe cartas de amor de un hombre del extranjero que conoce muy bien. El es un ex-compañero de ella, de una ciudad no muy lejana al pueblo de donde vive y los dos quedan en contacto mediante cartas donde él le profesa todo su amor. El le dice que está trabajando en una fábrica de donde se dedica al cultivo del café. A Sara no le agrada la idea de recibir y enviar estas cartas de amor a este hombre. La situación le molesta porque ella lo quiere como amigo y tiene una relación y estable con Eduardo.

Sara tiene un cajón lleno de estas cartas, las cuales oculta bajo estricta seguridad. Entre tanto, continúa su doble vida escribiendo a este hombre de nombre Gregorio. Gregorio es un hombre trabajador, buen muchacho, que vive con su mamá a las afueras del pueblo. El es quien mantiene el hogar, porque su padre los abandonó cuando el tenía 5 años. Gregorio fue un gran amor para Sara y tiene comunicación con ella desde que el se fue del pueblo en busca de una mejor calidad de vida. El se enamoró de Sara cuando aquella muchacha llegó al pueblo con su padre y adquirieron la hacienda en donde residen. Ella era una joven tímida, de anteojos grandes y oscuros de la cual se enamora desesperadamente.

Doña Petra está en la Casona con Eduardo, dialogan hasta la madrugada. Doña Petra siente un impulso de contar su verdad a Eduardo, pero se detiene. Ella se imagina que no lo perdonará y que el se iría de la Casona. Lo besa en la frente, lo bendice y se va a dormir a su dormitorio. Doña Petra en su habitación tiene el deseo de escribir lo que siente,de lo que está pasando y lo plasma todo en un papel, el cual guarda en un cajón de la mesita de noche.

Susana está en el colegio y cuando finaliza de estudiar se dirige hacia la finca de Severiano. Alli, conversa con Sara en la espera de Tomás. Susana le insinúa que sabe algo de ella, pero no le dice que eran las cartas de amor que descubrió y solo le advierte que ella quiere mucho a su hermano y no merece que lo engañara de tal manera. Tomás llega en ese mismo instante con cartas para la hacienda y le entrega una carta a Sara. Sara, muy nerviosa toma la carta que recibe del joven y se retira a su habitación. Ya en la habitación abre la carta y se sorprende mucho con lo que lee. Gregorio le escribe que decide tomar unas vacaciones para buscarla al pueblo. Sara sin esperar más, le contesta a Gregorio y le envía una carta certificada de urgencia; en ella, confiesa que no puede venir al pueblo porque ella tiene una relación desde hacía 5 años con un joven llamado Eduardo y que si él venía, Eduardo se enteraría de toda la verdad y la podía dejar. Sara llama apresuradamente a Tomás que está junto a Susana tomando su lección del día, entrega la carta y dice que la envíe lo más pronto posible. Nuevamente, se queda Susana con Sara y continúan la conversación. Sara le responde que no sabe de lo que se refiere cuando dijo que no engañara a su hermano. Susana con una mirada de duda y desavenencia por lo ocurrido, le expresa a Sara que sabe algo que la podía comprometer. Tomás llega en esos momentos del correo y continúa el aprendizaje que Susana le está ofreciendo al joven.

Dorotea en la Casona le pregunta a Susana que sucedió con aquel muchacho del que tanto ella estaba enamorada. Susana con una decepción grande en su rostro y en sus ojos, responde que no fue nada, que el solo la quería como una amiga y que no lastimara sus sentimientos. Dorotea le dice que es un buen muchacho, la consuela, y lleva un vaso de leche a su habitación. Susana en su inmensa tristeza por no ganar en el amor, escribe en su diario.


Doña Petra una mujer reservada y discreta continúa imaginando que le ocurre algo a Susana y decide visitar la habitación desierto hija para dialogar de madre a hija sobre la situación que le atormenta. Susana queda paralizada, por que Doña Petra nunca le demostró a sus hijos, hablar seriamente de problemas que los atosigan. Doña Petra hace el intento de desarrollar una comunicación cordial y efectiva con su hija para que le cuente lo que sucede. Susana perdidamente y asombrada de que Doña Petra este email habitación decide callar sobre el romance platónico que tuvo con un muchacho de la heladería. Solamente le dice que no pasa nada y que no se preocupe demasiado. Doña Petra se retira y Susana sigue escribiendo en su diario.

Eduardo es visitado por su hermano Juan en el taller de Don José. Don José es un señor trabajador que no le gustan los niños porque dice que molestan lo suficiente como para dar dolor de cabeza. Juan desea aprender mecánica como su hermano mayor y decidí observar durante su trabajo en el taller. Timoteo llega al lugar en busca de Juan y se marchan a la Casona.

Una serie de sucesos ocurren la Casona. Doña Petra recibe la visita inesperada de Arturo. Durante una visita relámpago, el hombre, le notifica Doña Petra Su deseo de ver y conocer a su hijo Eduardo. Cuenta que fue el taller de Don José a arreglar su auto y que conoció a Eduardo. Doña Petra y Arturo caminan por el jardín, lleno de flores color amarilla y blanca, las cuales Doña Petra las corta y coloca en un jarrón grande en el recibidor de la Casona. Arturo no sabe qué hacer para que su hijo lo perdone y lo quiera, porque aunque supo de su existencia a los 10 años, no lo buscó ni le dijo que él era su padre. El presente angustioso de Arturo se ve condenado a permanecer en silencio y sólo por la preocupación que posee su alma al saber que Eduardo no lo perdonará. Eduardo es un muchacho un poco orgulloso que desea ganarse la vida sembrando y cosechando sus propios frutos. Doña Petra vuelve a insistir en que se vaya del lugar y de su vida, que Eduardo se encuentra bien y no necesita de un padre en estos precisos momentos. Para Arturo, permanecer cerca de su hijo lo motiva a seguir hacia delante porque tiene negocios importantes (además de los productos del cabello con productos de belleza), en el exterior. Arturo se despide de Doña Petra, besando la mano de esta y se dirige hacia el exterior para continuar con sus negocios. Arturo al salir de la Casona se encuentra con Susana, a la cual saluda respetuosamente y se retira del lugar. Sucede al ver a este hombre en la Ciudad, se hace ciertas preguntas como: ?quién es?, ?que quiere? y ?por que está en la Casona?. Doña Petra no desea que nadie sepa la verdad, Susana pregunta y Doña Petra evade todas las preguntas de Susana al respecto.

Eduardo y Sara coinciden en dar una vuelta a caballo por la hacienda de Severiano. Eduardo le comenta en medio del camino que desea casarse con ella formalmente. Sara tan tímida y con rostro de asombro contesta que no. Sara en su amarga vida por tener doble vida: como novia de Eduardo y como remitente se cartas de amor hacia otro hombre que no es Eduardo, comienza a sentir culpable no decir la verdad a Eduardo. Eduardo confronta a Sara porque no desea casarse con él y le pregunta que si lo ama todavía. Durante la discusión, el en su afán de que la boda se realice lo mas pronto posible y ella en su negativa de casarse con el, porque dice que es muy apresurado el momento. Los dos llegan hasta el famoso Io, continúan la conversación y en un instante se encuentran a Tomas que está en el río acompañado de una joven. Sara se asusta, aunque Tomás no sabe leer, puede ser imprudente y decir la existencia de las cartas a Eduardo. Sara se lleva a Eduardo del lugar y llegan hasta la finca de Severiano. Susana está e la hacienda esperando a Tomás.


Continuará…………………………………………………………………………...



             

        











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  • Autor: EMYZAG (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 30 de julio de 2018 a las 00:04
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 6
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