Al otro día, visita Sara la hacienda de su padre Severiano y se encuentra con que ha recibido más correspondencia de parte de Gregorio. Esta vez se sienta en la cama y se dispone a leer las mismas. Primero, lee las cartas que tiene guardadas en el cajón aún selladas. Gregorio le había avisado con anticipación su venida y llegada al pueblo, aún en contra de la voluntad de ella, pero Sara le hizo caso omiso a esa carta. Por último, determina leer el último comunicado de Gregorio. En esta carta de expresa que quería verla, pero como amigos y nada más, porque se enamoró perdidamente de una muchacha de nombre Susy que conoció en una tienda. Sara queda sorprendida con tal disposición por parte de un hombre que la amaba y llevaba escribiendo desde hacía mucho tiempo. Sara en su inquietud desea saber si Susy, de quién habla Gregorio en su carta es la misma Susy, la cual es amiga de Susana y dice que no puede ser casualidad que dos personas tan distantes pudieran ser la misma persona. Sara no encuentra la manera ni la forma correcta de enfrentar a Susy y preguntarle acerca de Gregorio. Mientras tanto la muchacha pone todas sus cartas en orden cronológico en el cajón asegurado con llave y se retira de la finca.
La situación en la Casona se encuentra en su mejor momento. Es sábado y Doña Petra está hilvanando y tejiendo en el jardín de la Casona felizmente, hasta que en un instante Dorotea recibe una llamada telefónica y le dice que es Arturo. Arturo esta vez se encuentra en serios problemas con los negocios turbios de los productos de belleza y para el cabello. El señor se lo confiesa a Doña Petra y esta solamente le ofrece ayuda moral para poder solucionar el asunto tan grave que lo atañe. Arturo no lo acepta, reprochandole que el es quien ha mantenido su hogar por muchos años y lo máximo con lo que pudiera ayudar es brindándole ayuda monetaria que tanto necesita en estos momentos. Doña Petra por mantener la calma, la unión familiar y que los muchachos no sepan la verdad, sólo le responde que es lo único que le puede ofrecer. Arturo le advierte que si ella no pone de su parte le contara toda la verdad a Eduardo incluyendo las intimidades de Doña Petra con el. La señora tan discreta, acepta enviar una fuerte cantidad de dinero para que este pudiera resolver su situación.
Eduardo está culminando sus estudios en mecánica, mientras está laborando en el taller de Don José y es asediado por todos en el vecindario. Eduardo y su esposa Sara se han encargado de la situación económica de la familia y han aportado lo suficiente como para vivir lo mejor posible como clase media entre la sociedad. La ayuda financiera de Arturo hacia la familia de la Casona ya no es menester. Los jóvenes se han dedicado en cuerpo y alma al quehacer laboral y se han responsabilizado de la totalidad de la Casona. Doña Petra y Dorotea se encuentran precisamente en la Casona, en esos momentos llega Susana y Susy del colegio, las muchachas le expresan que el viernes en la noche no estarán en la Casona, porque tienen un “blind date” y que será muy importante para los dos asistir a la cita. Doña Petra en su angustia como madre, les pronostica un presentimiento hacia las dos muchachas, pero no sabe en verdad que podrá suceder. Susana y Susy no hacen caso y se retiran al dormitorio con un vaso de leche.
Ya es viernes, Susana y Susy salen de la Casona, vestidas para una fiesta y perfumadas. El “blind date”, que les espera es precisamente con Pedro y Gregorio. Las dos jóvenes se marchan a una fiesta en medio de la plaza del pueblo, en donde se realizan diferentes actividades para los jóvenes y parejas del pueblo. Susana siente que explotara de amor por Pedro.de leche.
Ya es viernes, Susana y Susy salen de la Casona, vestidas para una fiesta y perfumadas. El “blind date”, que les espera es precisamente con Pedro y Gregorio. Las dos jóvenes se marchan a una fiesta en medio de la plaza del pueblo, en donde se realizan diferentes actividades para los jóvenes y parejas del pueblo. Susana siente que explotará por Pedro. Susy y Gregorio se miran apasionadamente como sí el mundo no existiera para ellos. El lugar esta lleno de parejas en donde se divierten, escuchan música y bailan. La plaza es una redonda donde tienen mesas en los alrededores, está compuesta de una pista de baile en el centro y una tarima en donde los jóvenes se disponen a ver y a escuchar sus grupos favoritos. La plaza esta pintada de color pastel y adornada de carnaval, por las fiestas más visitadas por las parejas del pueblo. Susana, Pedro, Susy y Gregorio se disponen a sentarse en una mesa reservada por ellos en una esquina de la plaza. Susana ataviada por el recuerdo del beso, sólo tiene en su mente volver a sentir la entrega total de Pedro en un beso caluroso y duradero como aquel del río. Susana observa a su amor con tal insistencia que en un suspiro de amor le dice: “te amo”, y Pedro respetuosamente la secunda también con un te amo. Mientras que Gregorio queda pasmado en la sensibilidad y ternura de Susy, bailan en el centro de la pista. Susana y Pedro se toman una piña colada. Así, culmina esta velada fascinante entere dos parejas que se sienten y profesan amor del verdadero.
Cada día, Juan se evalúa en las terapias de psicoanálisis cuando se reúne con su doctor. Juan no confiesa sobre las salidas nocturnas con los nuevos amigos clandestinos a su doctor. Y cada vez son más frecuentes las salidas con Timoteo. Juan, esta vez se prepara para salir de la Casona y buscar a Timoteo. En la salida se tropieza con Susana y Susy que se disponen a entrara a la Casona, desde su reencuentro con sus respectivos jóvenes. Susana observa a Juan con mirada de duda y rareza por salir de la Casona tan entrada en la noche. Susana en su habitación plasma en papel en su diario lo que ocurrió con ella y Pedro durante la reunión de la festividad en la plaza. Toma un vaso de leche y duerme tranquila, sueña con algún día tener la libertad y el valor necesario para establecer la relación de ambos en una duradera y efectiva. Juan sale en compañía de su mejor amigo Timoteo hacia una fiesta donde se palpa la mala influencia y la poca vergüenza entre estos jóvenes. Juan acepta la bebida que le ofrecen y por segunda ocasión se embriaga a tal magnitud que Doña Petra sabe la verdad de que su hijo menor está tomando bebidas con alcohol. Doña Petra en su interior siente que ha fracasado como madre y persona al permitir a espaldas suyas que su hijo estuviera en estado de embriaguez. Doña Petra actúa en esta situación con sensatez y madurez al llevar a su hijo al hospital para desintoxicar al joven de lo ebrio que se encuentra. Ya es de día, el joven se encuentra en su habitación en el hospital y Doña Petra solamente lo reprende por beber bebidas alcohólicas sin control, lo que no es correcto para un jovencito como él. Juan está apenado por lo ocurrido y de que su madre supiera la verdad de que estaba saliendo con estos jóvenes de pocos escrúpulos. Juan continúa, ahora con más frecuencia sus visitas al médico y con sus terapias.
Sara está en la Casona con Eduardo, y desea expresarle sobre aquella relación oculta, misteriosa e inestable con Gregorio. Eduardo es el hijo predilecto y favorito de Doña Petra por tener un carácter dócil y apaciguo, bondadoso y tierno. Sara no encuentra la manera de decir toda su verdad a Eduardo, pero le insinúa preguntando, “si tuviera una relación a escondidas aparte de tí, ¿qué harías?”. Eduardo queda callado y asustado con la interrogante por parte de la única mujer que ha amado toda su vida. Él no puede pensar ni siquiera imaginar al descubrir y aceptar una relación extramarital por la mujer que escogió como su esposa al jurar ante un altar amor para toda la vida. Eduardo sólo le contesta que se divorciaría. Sara descontenta y sorprendida con la respuesta le da un beso y continúa sus labores en el hogar.
Susana decide visitar la hacienda de Severiano y éste la recibe cordialmente, preguntando por Doña Petra. A Susana le interesa saber por Tomás, el joven al que le ha brindado toda su ayuda para salir hacia adelante. Severiano sólo le contesta que no tarda en llegar de recibir correspondencia en el correo. El muchacho continúa laborando para Severiano como mensajero, mientras estudia por las noches en los cursos avanzados en el colegio. Tomás, llega del correo y saluda a Susana muy efusivo con un beso y un abrazo por lo mucho que no se veían. Tomás llega con duda por la carta que tiene en su mano, una carta para Sara de Gregorio. Tomás sin vacilar se lo dice a Susana y ésta le cuenta todo acerca de estas cartas que recibe Sara a escondidas. Tomás queda impresionado y promete no decir esa verdad a nadie.
Es una tarde calurosa del mes de noviembre, cuando Tomás y Luisa deciden reencontrarse en el concurrido río. El río se viste de color verde intenso, el color del amor entre Tomás y Luisa, como imaginando un gran y eterno amor entre Tomás y Luisa. Luisa tan directa busca la iniciativa para que Tomás sepa el inmenso amor que ella siente por él y le dice que desea tener una compañía como él y que desearía que fuera él. Tomás queda espantado al recibir la noticia y es lo que esperaba porque él siente lo mismo o mucho más fuerte de lo que Luisa siente. Los dos se toman de la mano y se sientan junto a unas piedras cerca del río, se abrazan tiernamente y se dan un beso muy pausado, pero intenso que llegó a tocar el corazón de ambos en una palpitación que cada uno sintió al unir sus labios. Luisa era la muchacha incapaz de formalizar una relación seria con un chico, pero esta vez el amor a tocado profundamente que hasta sueña algún día unir su vida al lado de Tomás hasta que la muerte los separe. Tomás en su instinto como hombre siente una sensación de excitación y estimulación al lado de ésta joven maravillosa que Dios ha puesto en su camino para saber y apreciar al verdadero amor. Tomás respeta mucho a Luisa y le desea lo mejor a ella, pero la ama tanto que desea que sea suya lo más pronto posible y le propone a hacer el amor a la luz de la luna, en una noche fría y tenebrosa en que se encontraban los dos solos en el río. Luisa se despoja de sus vestiduras y Tomás hace lo propio con la de él. Luisa en un instante duda de los que su corazón y su cuerpo desean en ese momento, pero Tomás la abraza con tal intensidad y pasión que se olvida de todo. Luisa en su interior siente las caricias y el sudor de la excitación de Tomás por todo su cuerpo, siente en su alma la explotación de un amor que será para siempre entre dos seres que se aman con tanta insistencia. La muchacha siente en su mente la locura de un amor que está escrito y marcado en los libros de la vida hasta el final de sus días y siente la necesidad de tener el olor tan fresco de su piel que le recuerda a los olores de las frutas del campo en que ella acostumbra recorrer. Luisa y Tomás se aman una y otra vez hasta que el pudor se hace nada. Los dos se toman de las manos y salen del río hacia el mágico sueño de vivir juntos ese amor que está marcado por la luz de la luna y Dios.
Doña Petra está en la Casona con Dorotea y ésta recibe la sorpresa de que su único hijo la fue a visitar. El hijo de Dorotea es un famoso doctor en la ciudad y ha venido al pueblo exclusivamente para atender la salud que tanto aqueja al pueblo. Dorotea recibe la inesperada visita y queda fascinada con ver a su hijo que por años no veía. Ésta orgullosa madre lo lleva al jardín para conversar un rato de lo acontecido de su venida. Ramón, como se llama el hijo de Dorotea, es un humilde pero trabajador doctor del Hospital Internacional del centro de la ciudad, es alto, tiene 35 años y una esposa encantadora llamada Marienid. El joven doctor tiene como objetivo realizar varias pruebas de salud y vacunar a niños y adultos del pueblo con el fin de proteger a la gente de enfermedades de transmisión. Él se ha encargado junto a varios funcionarios del hospital pequeño del pueblo a transformar ese hospital en uno a la vanguardia de la tecnología y en la actualización de equipo necesario que tenga el funcionamiento correcto para atender debidamente a los pacientes afligidos con sus enfermedades. Ramón y su śequito se unen a brindar toda su ayuda y conocimiento para que el pueblo prospere en cuanto a salud se refiere. Juntos hacen un plan estratégico para realizar el evento en el pueblo, y se efectúa en medio de la plaza con todo preparado y ordenado para dicho acontecimiento. La mayoría de los conciudadanos se reúne en la plaza para hacer las pruebas de rigor y en lo que amerite el caso para curar y sanar su condolencia. Doña Petra y sus hijos hacen lo mismo para asistir a este evento trascendental, en donde además de hacer un chequeo rutinario, se vacunan y están al día.
Susana continúa viéndose con Pedro a escondidas en el río. Los dos se han besado tanto y tanto, que no han vuelto a sentir y saborear otro como aquel segundo beso de amor y cariño que se dieron en el río. Los dos se miran con una emoción tan grande que sienten que la pasión y el deseo de estar juntos se apodera de ellos. Susana y Pedro dialogan y deciden formalizar su unión y de presentar ese amor ante la familia de cada uno, respectivamente. Susana, vacila un poco pensando en la reacción de Doña Petra, porque no le agradaría un marido como Pedro, con una atribución de libertades y de independencia total para una hija que está subordinada a la falda de mamá. Susana piensa en ocultar el noviazgo por lo menos un año más en lo que cumple su mayoría de edad y poder emanciparse de la dependencia de su familia. Por lo tanto, Susana y Pedro se recrean en el río, mientras que deciden esperar para poder estar juntos como una pareja de enamorados civilizada.
Juan le oculta a Doña Petra que continúa saliendo con Timoteo y sus amigos en secreto. Juan sale en silencio de la Casona en una noche de tormenta y tempestad. Juan no sabe de lo que está haciendo, lo único que sabe es que se divertirá en grande con sus nuevos amigos. Juan y Timoteo se dirigen hacia la casa de uno de sus amigos a celebrar. Timoteo, esta vez, concientiza a Juan advirtiéndole que lo que hace es indebido y que lastimara a su madre. Juan en su interior no tiene la capacidad de discernir de lo que está haciendo en plena juventud. Juan y Timoteo entran a la casa de este amigo y comienzan a jugar apostando y tomando mucho más que la vez anterior en que Doña Petra se entera de que su hijo estaba ebrio. Los dos salen de la fiesta acompañados de sus amigos en el auto de éstos y tienen un accidente fatal. Juan está totalmente embriagado y al tomar el porcentaje de alcohol arroja un porciento alto. Llaman a Doña Petra y está se dirige con Eduardo y Sara al hospital y encuentran a su hijo detenido y multado por tener un porciento alto de alcohol. Dos amigos de este perecieron en el choque, por desgracia. Timoteo con leves contusiones en el cuerpo y Juan con una herida profunda en la cabeza, por suerte tenían el cinturón de seguridad. Doña Petra en su desespero no sabe qué hacer con la mala conducta de su hijo Juan ante esta reciente situación, la cual le ha tocado vivir. Juan está ansioso por salir del hospital. Juan llega a la Casona y Dorotea le da un buen baño para quitarle la borrachera que tiene. Al otro día, Doña Petra dialoga fuertemente con Juan acerca de estas salidas nocturnas y de su incorregible conducta. Doña Petra le advierte que si no mejora su comportamiento se irá de la Casona a casa de su Tia Violeta, en la ciudad. Juan se encuentra triste por lo ocurrido y le promete a Doña Petra que cambiará su nivel de conducta.
Doña Petra imagina un gran presagio en la vida de su hija Susana, pero todavía no sabe a ciencia cierta que pudiera ser. Mientras tanto, conversa con ella y le advierte que tiene un mal presentimiento acerca de sus salidas en los últimos meses. Susana tiene muchas cosas y libertades restringidas que a su edad pudieran ser tomadas como algo indebido y poco habitual para una jovencita de su edad. Susana tiene prohibido el salir de noche con sus amistades, al contrario de su hermano Juan y por ende no tener ningún tipo de noviazgo con algún joven que la pretendiera. Susana es la muchacha que está destinada a dedicarse a estudiar y a cuidar de la Casona como una ama de casa, tiene el impedimento de tener una vida normal como cualquier jovencita de su edad. Si no fuera por esos ratos libres como les llama ella, al tener una relación a escondidas de su madre y por salir de la Casona con la única amiga que le permite, Susy. Doña Petra tiene sentimientos de tristeza al imaginar que su hija Susana le pudiera estar ocultando algo sobre ella y de los que la rodean. Mientras que, Susana en su interior tiene sentimientos de culpabilidad por no poder expresarle a su madre y de tener esa confianza para explicarle que tiene un novio llamado Pedro, el cual es un gran hombre decidido y capaz de formalizar su unión hasta llegar al matrimonio y que la relación sea perdurable.
Gregorio sigue escribiendo cartas a Sara, antes eran cartas de amor ahora son cartas de amigos y de confidente. Gregorio siente un gran deseo por escribir estas cartas en donde le confiesa a Sara de todas las cosas que siente junto a Susy. Gregorio, aunque no recibe contestación de estas cartas que le envía a Sara, el continúa escribiendo y contando todas sus vivencias y experiencias con esta joven que conoció en aquella tienda y la cual cambiaría toda su suerte y vida. Gregorio encontró trabajo en la cafetería de Don Pancho y le va muy bien, mientras que consigue un trabajo como el que tenía en la fábrica de café como supervisor de producción. Gregorio desea expresar por medio de cartas a Sara su deseo de casarse con Susy y formar una familia. Sara no lee ni responde a estas cartas porque está casada con Eduardo y Gregorio no lo sabe. Gregorio también escribe cartas a su madre en la ciudad y le envía su remesa para poder mantener el hogar.
Susana en su deseo por verse con Pedro a escondidas de su madre y de su familia, lo invita al cine del pueblo. Susana recuerda cuando fue al cine junto a Andrés, aquel amor que creyó que era el primer amor, y ahora sabe en su corazón que a quien ama es a Pedro. Susana en su interior siente un gran deseo de gritar al mundo que su único y verdadero amor es Pedro, pero lo que la detiene es que pensara Doña Petra al respecto. Susana al salir del cine tan concurrido se encuentra con Timoteo, la saluda y es presentado a Pedro. Timoteo se imagina que es el amor de Susana y se va del cine pensando qué hará con la noticia. Un profundo desespero despierta a Susana por no saber qué hará Timoteo con saber que ella tiene un amor. Pedro y Susana se dirigen hacia la Casona sin sospechar que Timoteo los sigue por el camino corto donde procuran donde nadie los pueda ver. Timoteo los ve abrazarse, besarse y acariciarse, donde la duda queda atrás. “Es su amor”, dice Timoteo. Mientras que, Susana y Pedro se despiden a unos pocos kilómetros de la Casona, Timoteo se oculta entre los arbustos y desea averiguar más sobre quién es él. Susana entra a la Casona y se encuentra con la situación de que Doña Petra decae con una neumonía y es ingresada de gravedad en el hospital. Susana no encuentra qué hacer con la noticia, porque Doña Petra es la fuerte de la Casona, es la que enfrenta cualquier situación por más difícil que sea e incapaz de doblegarse ante ningún hecho. Susana se marcha apresuradamente al hospital a acompañar en estos momentos a su madre que tanto la necesita.
Arturo, el gran rufián, vuelve aparecer en la vida de Doña Petra. Esta vez se dirige hacia el hospital donde se encuentra Doña Petra internada y le expresa sus más sinceras gracias. Por la aportación que le había hecho anteriormente para salvarlo de los líos en que se encontraba. Doña Petra, sólo le responde, “no fue nada, que lo hubiera hecho con cualquier persona allegada a la familia para poder ayudar”. Arturo insiste con el pensamiento de que Eduardo sepa toda la verdad acerca de quién es él en la vida de la familia de la Casona. Doña Petra, que por cierto, casi no se le escucha lo que dice porque esta ronca con la alergia nasal que tiene producto de la neumonía, le dice que es muy temprano para que Eduardo pueda asimilar toda la situación, de que es producto de un amor imposible que fue separado por circunstancias ajenas a la voluntad de ambos. Arturo acepta la decisión de Doña Petra con la única esperanza de que algún día no muy remoto pueda tener a su hijo en sus brazos y diciéndole lo importante que ha sido para él en estos últimos años desde que supo de la existencia de éste. Doña Petra sonríe de la emoción al ver y sentir el gran deseo que tiene Arturo para con su hijo Eduardo. Eduardo entra a la habitación y observa una mirada de ternura y amor en los ojos de Arturo hacia él, sin saber que ése que tiene al frente suyo es su padre biológico, que lo que más desea es abrazarlo, besarlo y decirle a gritos que es su padre. Doña Petra, por su parte, le dice a Eduardo que yá se siente mejor y que desea marcharse a la Casona, lo mas pronto posible. En esos mismos instantes llega el doctor de cabecera de la familia, un generalista de muchos años en la labor, y le cuenta que mañana se puede dar de alta a Doña Petra para que siga la recuperación de su enfermedad en la Casona.
Continuará………………………………………………………………………………
- Autor: EMYZAG (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 2 de agosto de 2018 a las 00:06
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 8
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