Sonata bajo la lluvia de Santiago.
Por la lluvia de hoy, yo encontraría todos los besos que tú guardas para mí… y es que, cuando sienta tu beso, nunca un amor habrá sido tan eterno sobre unos labios como el que yo habré puesto sobre los tuyos.
Que no sea el fuego el que abandone tu cuerpo: que lo haga el aire, la tierra o el agua, pero que no sea el fuego el que se escape en silencio.
No puedo irme de esta vida sin saber cómo es tu beso y sin hacerte mirar que tú eres la mujer que más he amado. Amor, yo no puedo irme sin sentirme poeta en medio de tus labios.
Te amo tanto que tengo miedo de no amarte más, y es que amar más es casi imposible cuando ya se aprendió a amar. Un beso tuyo se me haría tan perfecto que ni los versos servirían para describirlo: para besos, se hicieron nuestros labios y para el sexo… nuestros cuerpos.
No se si haya más belleza que la de mis ojos mirándote cuando te esté haciendo el amor, cuando la vida sepa que los poetas sabemos amar como no se ha amado nunca.
Tu vida toda, para mí, es una sonrisa, un motivo para ir por esa alegría. Soy boca de aquel que besa tus labios cegadores y que dice ser un ángel. Al ángel que envuelve tus sueños, yo intento parecerme para envolver tus besos.
No pensamos de la misma manera, sólo soñamos de la misma forma. Pero si amar es sólo un sueño ¿cómo puedo soñarte si lo único que quiero es seguir despierto para no parar de besarte un día?
En fin... ¿Qué más puedo decirte? (Pienso) A mis ojos les falta algo para que sean felices: mirarte, frente a frente, y sentirte ahora y por siempre.
A Claudia Jara.
- Autor: Danny McGee. (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 4 de agosto de 2018 a las 00:45
- Categoría: Amor
- Lecturas: 20
Comentarios1
Usted dijo perpetua...
Sí mi amor. Para toda la vida.
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