Como una hoja que cae,
al socaire de los vientos.
Mecida por las corrientes,
que a su vaivén hace eco.
Tan sabiamente acunada.
Así el beso sobrevuela,
buscando besos eternos.
Arrastra el amor el tren,
con vagones de deseos.
Los carriles son las sendas,
que al amor van conduciendo.
Repostar en la estación,
con los vapores de sueños.
Viajeros a su destino.
Para colmar sus anhelos.
Algunos se van quedando.
Otros van mucho más lejos.
Carrusel de fantasías,
que van adornando el tiempo.
Con filigranas colgando,
de los apacibles sueños.
Cada parada retrasa,
el amor que lleva dentro.
Y dentro se va enquistando,
como un deseo insatisfecho.
Vereda que al fin me llevas,
por retorcidos senderos.
Devorando los atajos,
para llegar el primero.
A lomos de aquel cordel,
con cuerpo de sentimientos.
Vereda que vas llevando,
mis pasos al mismo centro.
Al centro donde se escriben,
las palabras que yo quiero.
Bordeando los arrecifes,
que va imponiéndome el tiempo.
Voy al trote de las voces,
que vibran en mi cerebro.
Cuando el abismo me llama,
al pánico le sujeto.
Y voy cantando canciones,
para ahuyentar a los miedos.
Sonoras palpitaciones,
de los deseos que siento.
Lentamente se concitan,
penas y bellos recuerdos.
En un tobogán sin fin,
para deslizarse dentro.
A. L.
http://alupego.blogspot.es/2
- Autor: alupego (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 5 de agosto de 2018 a las 04:25
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 33
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