Inexistencia

Esa tarde soñaba tranquilo con la luz de tu respiración,

En medio de las tantas noches vacías de tus Cantos,

Pague con intermitentes ecos tus más altas exigencias,

Aquellos fantasmas perdieron su color en tus cabellos,

Las heridas se cobijaban con vestimentas que en costras se tornaban,

Sin duda alguna ahí estabas presente.

Fue tu paso quién les quitaba la vida y el color de vida que tenían,

Y tras esa pérdida buscabas debajo de almohadas dormidas algo más,

Sombríos los callejones que se forman entre uno y otro libro,

Recuerdo que recorrí todos los rincones en el laberinto de sus sombras,

Esforzándome al punto de gritar que nadie era mejor que yo para encontrarte,

Que nadie podía verte si yo no podía mirarte.

Y de pronto el aire dejo de ser vital en mi mundo,

Porque ahí a donde yo habito tú no estabas más Amor,

Buscarte entre pétalos era improcedente en invierno,

Regar con salinas gotas caminos con huellas era mejor opción,

Me complacería comer tus ansias locas de vivir en libertad,

Servirte una copa desbordante de alegría hija predilecta,

De la vendimia de Chardonnay, Syrah o Sauvignon.

Sangre que vence todas las penas y fatigas,

¡Vamos! Naveguemos por el mar de las miradas,

Esas que ocultan un sin fin de mentiras que tornan el viento en flotante veneno que mata

¡Vamos! A que le tienes miedo gran guerrero de la luz,

Demuestra que tan grande es tu poder y deja que lo sientan y sufran cuando los destroces

¡Vamos! Que será a partir de hoy que nacerá en ti nueva criatura,

Y sus ojos calmaran tempestades, su voz desmoronará montañas y su latido te dará la paz

Si… esa tarde soñaba tranquilo,

Pero desperté altivo para dormir,

Solo para caer en cuenta que existía,

Que existía antes de verte morir.