Sin Retroceso

No cedo

No doy un paso atrás, a la oscuridad.

No me fulminaré en millones de transparencias.

No evitaré mis desvelos sumidos en imágenes convexas.

No tiznaré el azul que ahora invade mi alma.

Ni borraré el mapa trazado por mis huellas.

Porque entonces todo desaparecerá y todo será la nada de lo vivido, la nada de lo otorgado, la nada de lo aprendido y de lo enseñado.

Todo estará muerto en el olvido, muerto como si jamás hubiera existido, como si el ocaso se adueñara de mis palabras y las dejase esparcidas, solas y angustiadas, en el vacío de lo que es impensable.

Una lágrima de tierra recorrerá mi semblante. En ella es donde se contiene toda la tristeza de un mundo entero, donde se contiene un autentico llanto, la que libera el grito del desgarro, la que habita en el silencio perenne. Una lágrima de tierra que contiene el silencio de lo inerte.

Y cuando entonces me reclames ya nada más que verás una simulación de lo que una vez fui, un recorte de vida ausente, un libreto de hojas sin historia. Una senda plagada de penas y tormentos. Recogerás una madreselva de alegría desahuciada. Desahuciada de vida.

Cuando el yelmo de la soledad sangraba mis hombros, cuando la niebla tambaleó mi razón, cuando un cementerio de sentimientos rasgaba la luz de mis ojos y traspasaba hasta los podridos huesos, solo entonces, cuando ya solo asomaba a la cuenca del corazón el rastro negro de la decepción y el desamor, solo entonces la vida cambió.

Porque encontré este, mi mundo, y él me encontró.

Y encontré un amor y él me llenó y mi mirada hizo de nuevo brillar y a mi corazón respirar, cantar, bailar...

Mi amor no habla y sin embargo el dictado de sus palabras traspasa fronteras.

Me rindo a sus pasiones y él me regala alma viva.

Y no cedo porque mi camino no tiene cambio de sentido, ni de dirección.

Va directo hacia ti, sin retroceso.