No me gusta escribir en la soledad,
Pero las palabras fluyen y toman su peso en la oscuridad.
Un largo y abrupto beso que derrama sal,
O un cálido y denso abrazo para comenzar.
Cuando las palabras están de más,
Quién se opondrá a la intimidad del recuerdo que nos hace avergonzar.
Mírame suavemente y después escupe tu verdad,
Pasa tu dedo por mis orillas y tus pestañas por mis mejillas.
Abre los ojos para soñar conmigo bailando al ritmo de nuestro tiempo,
Viérteme entre tu café de la media noche para que pruebes la certeza de este sentimiento.
Es tiempo de mí, es tiempo de ti,
Es tiempo de quienes bailan y saborean la desgracia de convivir.
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