Se rompió el plato
que teníamos entre las manos,
era tan bella su porcelana...
no imaginé su fragilidad.
Quizá fui yo
quien no supo sujetarlo,
no sé... el caso es
que se rompió,
y llevo tanto tiempo
mirándolo,
mirando nuestras manos,
nuestras piezas rotas,
queriendo reunirlas
y hacer con ellas un kintsugi glorioso
que nos ayude
a soldar los filos,
tan cortantes,
un kintsugi que nos redima
con pasta de oro...
Recuperar el plato...
ensamblar el tiempo perdido...
Pero mis manos están
y son
tan torpes...
temo romper el plato más.
No supe ver,
y ahora estas manos mías
van a ciegas,
y tus manos...
creo que están heridas,
llenas de esquirlas,
y así todo
cuanto tocas duele
y se incrustan más.
Te hablo...
Intento que soldemos las piezas,
es tan bello un objeto así,
reparado...
mezclar mi resina con tu oro...
Intento pedírtelo,
pero mis palabras se enredan en ecos lejanos,
se embozan,
y tú no comprendes nada,
y te vuelven a sangrar las manos...
y la boca...
Comentarios4
Bella metáfora utilizas para reparar el amor, la verdad creo es más difícil que ese bello arte japones.
DTB SIEMPRE
Ropimos el plato con nuestras manos
igual que rompimos nuestras vidas
jamás tendremos el mismo plato
como nunca volveremos a amarnos.
Hermoso, simplemente bello
Con cariño
JAVIER
No se que tantas psicologias ven todos/as ante la belleza de un plato roto.
Intenso poema Bambú, reflexión para meditar de verdad.
Un abrazo
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.