A mi abuelita Luisa Valero Valero, quien hoy, 19 de agosto, hubiese cumplido años.
I
Pilares de sombra en medio de la nada
quebrados en la noche, de un gris empercudido
por el cuero quemado, el hueso machacado
sin el resplandor de sus ojos de aldaba.
En las mañanas habitaba la leche,
su mano tejía mejor que Ariadna
los hilos con que zurzo temores
muchos temores mi amor.
Mi letra ha perdido sentido,
los abuelos han muerto
en la roída ciudad, en la isla lenta
sostenían el techo.
II
Pilares de sombras en medio de la nada,
abiertos a la noche plomiza.
Sombra de cedros de un gris opaco
huelen a cuero quemado
rechistan cual hueso roído por el fuego
que apalea el hombre amarillo
del servicio funerario.
La que fue ojos azulísimos
en rostro surcado de arar aceras
en busca de pan, desenredaba
la turbia incertidumbre en mi cabeza
incertidumbre al despertar,
desespero, maldita furia
contra el trapo que cae de mi hombro
a los zapatos, maltrecho
como si hubiese sido confeccionado
por costurera en pena de sexo.
Abuela batallaba el tizne, la gotera,
la marejada de este excesivo
tiempo sin tocarnos.
Este infinito tiempo de despedida,
me deja con abuelos muertos
sin manto de estrellas,
sin festín sin tabla,
sin navidad, sin uvas
uña que descarna
la sombra de fantasmas,
pilares de sombras,
cedros en el Mar de Nada,
hilos extendidos, hilos de nubes,
hilos de baba, hilos de meada
que se deshace y me obliga
a regresar a casa sin ventanas,
sin puertas ni mecedoras
bajo el triste bombillo de 40 watts.
Ha terminado la última batalla,
bajo bandera han partido
los peladores de naranjas.
Con el pie tieso
transpiro rústicos lamentos,
no queda absolutamente nada
donde anidaban.
- Autor: Margarita García Alonso ( Offline)
- Publicado: 19 de agosto de 2018 a las 07:22
- Comentario del autor sobre el poema: en la foto mi abuelita Luisa Valero Valero. Matanzas, Cuba. del Cuaderno de la herborista, 2011.
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 35
- Usuarios favoritos de este poema: AZULNOCHE
Comentarios4
mi abuelita. https://margaritagarciaalonso.wordpress.com/2011/11/03/ha-muerto-luisa-valero-valero/
Qué bello homenaje con tus palabras, a la sombra de esos cedros,cuántos recuerdos, con la tristeza de la ausencia y el cariño sincero.
Un saludo afectuoso!
un abrazo grande Azulnoche, gracias por tu sensibilidad, no es un poema que se desea escribir, te cae la pena y se impone.
Estupendo. Llega con mucha intensidad, rabia, dolor y amor. Gracias por compartir.
La isla lenta. Muy buena imagen.
Muchas gracias, Ela, me alivia que sintieras el poema.
“¡Tórtola mía! Sin estar presa
hecha a mi cama y hecha a mi mesa,
a un beso ahora y otro después,
¿por qué te has ido? ¿Qué fuga es ésa,
cimarronzuela de rojos pies?
¿Ver hojas verdes sólo te incita?
¿El fresco arroyo tu pico invita?
¿Te llama el aire que susurró?
¡Ay de mi tórtola, mi tortolita,
que al monte ha ido y allá quedó!
Oye mi ruego, que el miedo exhala.
¿De qué te sirve batir el ala,
si te amenazan con muerte igual
la astuta liga, la ardiente bala,
y el cauto jubo del manigual?
Pero ¡ay! Tu fuga ya me acredita
que ansías ser libre, pasión bendita
que aunque la llore la apruebo yo.
¡Ay de mi tórtola, mi tortolita,
que al monte ha ido y allá quedó!
Si ya no vuelves, ¿a quién confío
mi amor oculto, mi desvarío,
mis ilusiones que vierten miel,
cuando me quede mirando al río,
y a la alta luna que brilla en él?
Inconsolable, triste y marchita,
me iré muriendo, pues en mi cuita
mi confidenta me abandonó.
¡Ay de mi tórtola, mi tortolita,
que al monte ha ido y allá quedó!
*José Jacinto Milanés nació el 16 de agosto de 1814, en Matanzas, y falleció el 14 de noviembre de 1863.
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