Ninguna
¡Oh mujer y fiebre hecha mujer!
Labios que te han husmeado
no husmean ya la muerte.
Saint John Perse
Los tiempos van cambiando
y tú, consuelo de los solitarios,
de aquellos que nunca fuimos saciados,
has tenido también suerte diversa:
Esclava en puertos orientales,
sacerdotisa en Grecia,
manceba en antros proletarios,
concubina de Reyes y Señores.
Pero aun así eres la misma,
siempre complaciente y costosa.
Podrán prohibirte aquello que procuras,
en ciertos días del año. Quizá los viernes,
los domingos y los miércoles.
Cuando estés embarazada
y un tiempo después del parto.
Podrán lapidarte, cortarte la nariz,
enviarte al ostracismo,
pero no conseguirán alejarte de nosotros,
dejándonos así, abandonados,
porque eres el fénix de aquellas
que se cuecen en su propio fuego.
Qué más da.
Mientras haya un cobertizo
de olorosa madera junto al bosque,
serás noble, puta y gozadora,
los tres bellos atributos con que adornas
los declives naturales de tu jugoso cuerpo.
- Autor: 000 (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 19 de agosto de 2018 a las 11:02
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 40
- Usuarios favoritos de este poema: El Silente Vagabundo, migreriana, Edmundo Rodriguez
Comentarios2
Excelente !
Gracias Syol; eres muy amable.
Recibe un cordial saludo.
Querido Amigo,
Es muy bueno.
Me agradó.
Un gran abrazo
Gracias Edmundo; eres muy amable.
Va también mi abrazo, fraterno y solidario.
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