No abandones y sigue con tu viaje,
volverás a la eterna primavera,
aunque es fácil que gastes tus zapatos
y, cansado, contemples las estrellas;
renunciar a la vida y la alegría
y pasar al sudor de las aldeas,
es cambiar a los cromos por los sueños
y sentir la llamada de la tierra,
unas veces tendremos, repetidos,
los suspiros de rosas y violetas
y otras veces veremos, en primicia,
el latido del fuego que nos llega,
y serán las caricias como el hielo,
utopías de amor con mil siluetas,
y, a la vez, carantoñas infantiles
susurrando resacas en la arena...
No abandones y sigue por los campos,
recogiendo y cuidando las ovejas,
porque llegan las nubes de la tarde
y amenaza en el cielo la tormenta;
ya sabemos que estás enamorado
y persigues quijotes y sirenas,
aunque sea en los libros juveniles
que acrecientan tu sed por las novelas,
pasarás el desierto de Atacama
donde el aire se funde en una hoguera
y la sed que reclaman los sentidos
es un grito que sale de tus venas,
sentirás el dolor en tus entrañas
como el verso que surge de un poema
y es clavel y el espino, al mismo tiempo,
de la sangre del hombre que despierta...
"...No abandones, te digo y te repito,
corazón del otoño que te alejas,
es preciso que encuentres el latido
de ese invierno, nervioso, que te espera..."
Rafael Sánchez Ortega ©
13/08/18
Comentarios3
Me gusto mucho, describe el ciclo de la vida del corazón y alienta a seguir sintiendo alegrías y tristezas, gozando la oportunidad de estar vivo. Gracias por compartirlo.
Un abrazo,
Zerimar Salazar
Gracias por tus palabras Zerimar.
Un abrazo.
He disfrutado de la lectura.
Saludos.-
Me alegro mucho, Mirta.
Gracias y un abrazo.
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