El perro ha pasado la noche
en la noche sin techo
para convertirse en lobo,
en falso lobo antiguo
que mordisquea el susto.
Merodea, si quisiera
estallaría el cristal del péndulo
pero teme al castigo.
El perro quiere el cuerpo
que trina en el reloj de cuerdas,
al pajarillo ceremonioso
encerrado en un corazón artificial
entre fibras plásticas,
tras la puerta espera
el segundo para ver el día,
sedado como si fuese víctima
de un accidente de la ruta.
Mucho grita en la negrura,
grande es la desolación,
cada campanada le
devuelve a la tumba.
El resorte fustiga como un látigo
o quizás sea la sangre que desorienta,
dicen que encontró la redención del pájaro
y su paraíso es avisar que ha despertado,
que será breve en la aparición.
Apenas una hora en eternidad solo,
en el fondo del universo y
el silencio muerde su cráneo.
Sospecha: es culpa del perro
que se cree lobo,
mientras vigila la última hora,
con sobresalto.
- Autor: Margarita García Alonso ( Offline)
- Publicado: 22 de agosto de 2018 a las 08:06
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 18
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