Ajedrez
Tan opuestos e iguales,
Como el blanco y el negro,
Dos reinados, dos rivales,
Aguardando su momento.
La calma sabe a hiel,
Se establece dominante,
Erizandole la piel,
A todos los contrincantes.
Con la mirada perdida,
Mirando hacia el horizonte,
Ahora define la vida,
La destreza de los dioses.
Al frente van los peones,
Construyendo los cimientos,
Una sólida estrategia,
Depende mucho de ellos.
Paso a paso van andando,
Saben que llegando lejos,
Ellos podrán transformarse,
En los más duros guerreros.
Con su fino estandarte,
Y sus marcas de experiencia,
El alfil mira distante,
Como araña está en su tela.
Respeta siempre al camino,
Porque el es fiel a su ley,
En vano no ha adquirido,
La confianza de su Rey.
Como afilados cuchillos,
Infiltrandose en las filas,
Sorteando van los caballos,
A las tropas enemigas.
Jinetes bravos al viento,
Le suman a su energía,
Inesperados movimientos,
Y una gran inteligencia.
Pesada y lentamente,
La torre avanza a destajo,
Sangre, pánico y muerte,
Va dejando tras su paso.
Pilares en la defensa,
Sin corazón que desfoque,
Es una gran fortaleza,
Para que un Rey se enroque.
Fue la más dulce princesa,
De algún reino de cristal,
Hoy una amada reina,
Tan bella cuanto letal.
Llevando su pueblo a cuestas,
En su andar se distingue,
Una mujer se demuestra,
Tenaz e impredecible.
En la montaña en silencio,
Con su espada al acecho,
El Rey observa sintiendo,
A cada muerte en su pecho.
Entre la vida y la honra,
Un sentimiento le pesa,
Sabe muy bien que está guerra,
Acaba con su cabeza.
Es parte de este destino,
Así nos prueba la historia,
Derrota a los caídos,
Y a vencedores la gloria.
- Autor: Galrock (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 22 de agosto de 2018 a las 21:13
- Comentario del autor sobre el poema: Un pequeño homenaje a este gran juego, espero les guste.
- Categoría: Fantástico
- Lecturas: 31
- Usuarios favoritos de este poema: Peñafuente, Amaneceres Abruptos
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