Ya va pa seis meses que gane los montes,
desde aquel mal día que me desgracie,
jue pucha que fiera la vida el matrero,
Lo que se padece tan solo yo sé.
Angustias a bocha pa conseguir carne
Aguaitando siempre la oportunidad,
de allar un carpincho apartau del agua o
bombear con tiempo un guazuvirá.
Si habré aguantau soles heladas y lluvias,
Con las pocas pilchas que de casa alze,
No tengo tabaco la llerba que truje
hace ya bastante que la termine.
La cosa fue así:
Yo andaba tropeando allá por las puntas del Mocoreta con unos patrones que arrendaban campos de los Goicocheas del puerto Llerbá.
y viniendo un día con 300 vacas compradas a corte de lo de un inglés,
como a boca de noche llegamos a un rancho
alla por los campos de un tal Juan Cortez.
Rodeamos la tropa, mudamos caballos,
encendimos fuego pa cimarronear,
y yo con los chifles, rumbie pa los ranchos
En procura de algo pa hacer de cenar.
En el guarda patio toda la familia estaba reunida aguantándome,
Si cuando me acuerdo de esa pobre gente
Por adentro el pecho siento no sé qué.
Era una señora con tres gurisitas,el marido un indio de bastante edad en un catre e tientos estaba tullido valla uno a saber de qué enfermedad,
Dentraron hablarme y flor de atenciones,
tuvieron conmigo cuartito baje,
corregí enseguida que algo les pasaba,
pero por supuesto nada pregunté.
Con medio borrego sobre el chiricote
taba acomodando para dirme ya,
Cuando la patrona que andaba atrás mío
Comenzó a decirme con gran ansiedad...
Fíjese paisano lo que nos sucede
esto ya no es vida a mi modo e ver,
Pasan aquí cosas por demás tremendas
Le juro paisano no se lo que hacer.
De un tiempo a esta parte toitito los viernes
El lobizon sabe llegarse hasta acá,
Paisano no nos deje solos seguro esta noche se aparecerá.
No pude negarme ¿que quieren que hiciera?
En mi china vieja al punto pensé,
Ni bien terminado mi cuarto de ronda,
De nuevo en el rancho me les presente.
En el medio el patio bajo un espinillo
tendi mi recado para descansar,
Rocíen empezaba a quedar dormido
senti que los perros comienzan a aullar,
Al punto los lloros sentí dentro el rancho
con unas palabras medio los calme,
y con las pa potros listas en las manos
con un par de brincos pa afuera gané.
Clarita la noche mientras yo miraba
pa toitos los lados con prolijidad,
note que los perros reculando aullaban
Por algo que veían en la oscuridad.
Diosa cosa fiera había sido aquello,
Cuanto lo vi de ya me percine
Era un bicho grande con las de ternero
y el osico largo como el yacare.
Cuántico me vido se vino a toparme
Con un trote ancina como el aguara,
Si cuando me acuerdo es cuando más pienso
que hice la patacha por casualidad.
La virgen te ampare me acuerdo le dije
Serás o no animas y ya revolie
luciendome tanto con las tres marias
que en el primer chumbo me lo aseguré.
Tuque, tuque, tuque le grité a los perros,
pa ver si podía hacerlo cargar,
Y pelando el fierro ya me le fui al humo
porque el caso no era de facilitar.
Cómo trenza de ocho rodamos por el suelo
Yo a las puñaladas y el por hacer pie,
Cuando detrás mío clama una voz débil
no me mate amigo por Dios déjeme.
Fue tal la sorpresa Que perdí el risuello,
Trémolo y confuso sujete ahí nomas,
Al ver que aquel bulto se me hiba escurriendo
y salia un crestiano por el Lao de atrás.
Dio unos sacudones queriendo pararse
y yo de ayudarlo al punto traté,
y pego un suspiro y callo de espalda,
y del mundo los vivos pa siempre se fue.
ya va pa seis meses que gane los montes desde aquel mal día que me desgracie,
jue pucha que es fiera la vida el matrero
lo que se padece tan solo yo sé.
- Autor: Maxi (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 27 de agosto de 2018 a las 12:40
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 581
- Usuarios favoritos de este poema: Gisela Guillén, María C.
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