Ninguna
¡No sé si elegir la copa transparente
y coloreada, o el vino sutil y purpurino!
Las Mil Noches y Una Noche
Anda, dile al puto de Aretino
que prepare un bebedizo para mi rival.
No soportaré por más tiempo a mi querida
yaciendo en la cama de ese chulo desmadrado.
Quiero una pócima digna de los Borgia,
sin pizca de sospecha por encima,
pero que lleve en sus entrañas
los siguientes elementos mágicos:
Un cabello rubio de doncella agonizante.
Una onza de calavera, raspada.
Un trozo muy pequeño de costilla de sapo.
Tres dientes de comadreja joven.
Un cuarto de ojo de murciélago.
La mitad del ombligo de un niño muerto.
El himen de una virgen extranjera.
Un borde diminuto de la Túnica Sagrada.
Un moco fresco de nuestro Santo Padre.
Todo eso mezclado con buen vino
y los últimos orines de la condenada.
Luego, cuando el brebaje esté listo,
que el puto de Aretino lo traiga personalmente,
lo descargue sobre la mesa y lo sirva
en las copas que tendré preparadas para la ocasión.
Ese día, como invitados especiales,
estarán mi ramera y su grasiento amigo.
De todos modos,
como siempre debe andarse con precauciones,
aunque el bebedizo es infalible,
propinaré sobre la espalda de mis huéspedes
unos golpes bien certeros con esta daga de plata.
- Autor: 000 (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 28 de agosto de 2018 a las 11:35
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 19
- Usuarios favoritos de este poema: Peñafuente, Luis E. Calderon Romero
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