La ignorancia se desliza,
como un áspid sibilino.
Reptando como un ofidio,
entre lujosos vestidos.
Se disfraza de saber.
Y su disfraz es su oficio.
Sestea entre los mortales,
con sonoros apellidos.
Y medra entre las riquezas,
como un salmón en el río.
Entre el ruido se camufla,
para guardar bien el tipo.
Y recita frases hechas,
rimbombantes y sagaces,
para aparentar que sabe,
y así esquivar el ridículo.
Cuando el sabio profundiza,
se aleja despavorido.
Jamás le teme a la bronca,
donde siempre encuentra sitio.
Cataratas de razones,
inundan los pensamientos.
Van esculpiendo la vida,
modelando la existencia.
Dan sentido a las palabras,
y conceptos a la ciencia.
Vistiendo de realidad,
a ideas y sentimientos.
Más la palabra enmudece,
cuando da paso a los hechos.
Una mirada descubre.
Y con un sencillo gesto.
Se dicen muchas palabras,
que quedan mudas por dentro.
Es tratable la ignorancia.
Y tiene cura de hecho.
Basta con pode salir,
desde su angosto agujero.
Abrir toda las ventanas,
al sutil conocimiento.
Superar la encrucijada,
que va sellando su encierro.
Y rompiendo las cadenas,
que amordazan su cerebro.
Navegar hacia la luz,
como un ligero velero.
Mucho ignora el que más sabe.
Cuando queriendo saber,
su ignorancia es su maestro.
A.L.
http://alupego.blogspot.es/2
- Autor: alupego (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 6 de septiembre de 2018 a las 04:34
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 43
- Usuarios favoritos de este poema: Henar Tejero Pascual
Comentarios1
A veces el que más sabe es el que menos presume de ello. Bonito poema.
Un saludo
Así es. Y al saber más, vas descubriendo todo lo que ignoras...
Muchas gracias, Henar
Un cordial saludo
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.