BREVES HISTORIAS DE AMOR: UNA MIRADA

La distancia entre los dos eran muy cruel, incluso a su lado, rozando por caprichos del destino su piel, perdiéndose en su respiración, adivinando algún gesto, era cruel, tan despiadadamente cruel encontrarsela en sus sueños, latiendo a sangre y fuego cada minuto que viéndola a los ojos corría el riesgo de precipitarse por un abismo insalvable de nostalgias y olvidos. Pero él prefería correr ese riesgo con tal de saberse reflejado por un minúsculo instante de tiempo en aquella mirada, sentirla suya, eternamente suya, aunque ella lo olvidara ya tantas vidas atrás. Después de todo, le sobraban las noches para inventarla entre una luna llena o alguna esperanza que se negara a morir, escribirle un verso a la casualidad, sentarse a la orilla de su silencio esperando por otra vida, por ella, por él; y así la amo, como si ya no quedara fe, la volvio a amar cada día, en cada soledad , sin que ella adivinara como lo apostaba todo por una simple mirada.