Esa imagen, donde tus ojos
sacuden con su brillo
las venas de quien mira,
es la misma, donde tu boca
lanza un desafío,
un enigma para saborear.
En esa imagen, tu pelo
es de una seda fuerte,
de una firmeza oscura,
caracolas que alborotan
el espacio abierto,
que tu rostro domina.
Profunda penetra la mirada,
con la misma suavidad,
que tus mejillas enseñan
su color afiladamente limpio,
su dulzura inmaculada,
de una mujer que escampa
y llueve, segura dueña
de razones y atardeceres.
Eduardo A. Bello Martínez
Copyright © 2018
- Autor: A. Martinez ( Offline)
- Publicado: 7 de septiembre de 2018 a las 11:53
- Categoría: Amor
- Lecturas: 57
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