A tu hijo Nicolás.
Sólo era un niño, un niño risueño, un chico intranquilo que aun yo recuerdo. Tu Nico era inquieto, jugaba en la silla: el niño, tu hijo, mi Claudia querida.
Tu Nico era bello, envuelto de vida, tan lleno de sueños, así lo veía. Le siento la risa, su risa tan pura, la cara tan viva y el alma desnuda.
No era su padre y jugaba conmigo, me iba en la tarde a un lago vecino. Allí se bañaba con unos amigos, y yo le miraba sus ojos de niño.
Con Nico en la casa jugaba también, a veces las cartas, a veces ni sé. A mí me importaba que fuera feliz, que en él se mirara la vida al reír.
En esas mañanas le hacía unos huevos: si desayunaba, aquello era un premio. Saber que comía el pobre flacucho, el alma me hacía llenarme de gusto.
¡Qué lindo era Nico! ¡Qué niño más bello! ¡Qué lindo tu hijo, mi Claudia, mi sueño! Tú eres su imagen y Nico es la tuya: su cara de ángel y ojitos de luna.
La vida en el tiempo, nos fue a separar: se fue con el viento mi otra mitad. A ti que te amaba y a Nico también, dejé con las cartas y ya no sé qué.
Ya Nico es un hombre y casi un adulto y ya no responde al niño flacucho. Hoy debe ser alto, más alto que yo. Me caigo de espanto: el niño creció.
¡Qué linda es la vida! ¡Qué lindo el amor¡ Mi Claudia querida, he vuelto a los dos. Seremos pareja. Seremos familia, la vida que resta ¡Qué linda es la vida!
A Nicolás, hijo de Claudia Jara.
- Autor: Danny McGee. (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 9 de septiembre de 2018 a las 00:08
- Categoría: Familia
- Lecturas: 25
- Usuarios favoritos de este poema: Maria Gomiz Luna
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